Aclaración sobre CGT Zona Norte
- Editorial Tobel
- hace 2 horas
- 2 Min. de lectura
Sobre quien la conduce

Producto de que en una reciente nota vinculada a la inauguración de una Unidad Básica ligada al Movimiento Derecho al futuro (Axel Kicillof), en Villa Martelli, donde se refería a que Ricardo Lovaglio, como parte de CGT Zona Norte, había estado presente en el acto, la natural molestia de la actual conducción gremial no se hizo esperar.
En realidad, se confundió a Ricardo Ruggero (FOETRA) quien sí estuvo presente en el acto -ampliar información en nuestra Web: A "Los Muchachos peronistas" todavía no les sale el todos unidos triunfaremos, con el otro dirigente gremial. Por lo tanto, y a modo de saldar el error, vale aclarar que la actual conducción de CGT Zona Norte recae en los peronistas Diego Bonetto (UOM), Andrés Miño (Camioneros) y Fernando Ruarte (SETIA), respectivamente.
Una conducción que enfrenta, como toda dirigencia gremial, un contexto productivo regional seriamente problemático y recesivo debido al modelo impulsado por el autoritario y violento presidente. Además, la dirigencia gremial, al igual que la política, enfrenta la apatía por parte de las y los trabajadores que no ganan la calle por múltiples motivos. Tampoco logran credibilidad.
Miedo a perder el trabajo, expectativas depositadas en Milei, hartazgo de la política en general y el constante bombardeo por redes sociales desprestigiando y socavando la credibilidad de instituciones y dirigentes no hacen más que alejar a un buen sector de la población de todo espíritu crítico y capacidad de análisis. Un fenómeno mundial que tiene como objeto sacar a la política como gran herramienta y motor para garantizar un adecuado marco de justicia social y justa distribución de la riqueza.
De ahí la importancia de que la dirigencia, toda, cierre filas, no confunda dónde poner la energía y dé paso a la conformación de un nuevo contrato social democrático que amplíe el denominado campo nacional y popular. Caso contrario, la ultraderecha gobernante continuará dañando subjetividades y el sistema productivo nacional. Claro, para esto, es imperioso que la dirigencia hable el mismo idioma que la población. Y, sobre todo, dejen de ser "opinólogos" para constituirse en verdaderos artífices de un destino común.