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Malena no habla, pero canta el tango como ninguna

Un cartel con tan solo con seis letras que invita a múltiples interpretaciones



Malena canta el tango como ninguna Y en cada verso pone su corazón A yuyo del suburbio su voz perfuma Malena tiene pena de bandoneón


Es parte de la letra de la pieza musical inmortalizada por Homero Manzzi y Lucio Demare. Manzzi, además de ser un gran artista, conjugaba la cotidianidad con un comprometida militancia social y política. Así como supo ser parte activa y fundadora de Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA), como hombre vinculado al progresismo nacional, Manzzi terminó como lo hacer los ríos que descienden de las montañas arrastrando lo que va encontrando a su paso hasta desembocar en el ancho mar, lo hizo desembocando en el peronismo. ¡Malena también!.


Malena se sumó, más bien nació, con una cálida liturgia y acompañada del mejor canto que una hija pueda recibir en sus oídos y corazón: el de los padres. En el caso de la Malena tigrense, lo recibió de Marcela Durieu y Fernando “Pato” Galmarini. Así como el nombre de Malena fue la resultante de un gran amor a la vida, la otra partitura que recibió Malena, provino por un canto ligado al compromiso militante.


El tiempo, y el amor que la vida le entregó en su transitar militante, hizo que Malena baila y canta el tango como ninguna. Y escribiera sus propias partituras sin pedir permiso. Lo hizo –lo continúa haciendo- por lo visto, no como suelen hacer algunos y algunas que se venden como rebeldes y terminan siendo irrespetuosos ante la vida. Esos y esas que suben por izquierda al caballo y bajan por derecha al decir de Perón y a la hora de entregar convicciones se desesperan por ser los primeros en hacer la cola porque responden a estructuras. ¡Si los viera Evita!.


Malena, canta, baila y escribe. Lo hace, como es lógico imaginar, acompañada de una gran orquesta que le permite escribir interesantes partituras como las que se pueden ver en el cartel que da vida a la presente nota. Apenas 6 letras son suficiente para que unos coros de seguidores levanten la voz y canten el mismo canto. Seis letras que también dejan -como buena escritora peronista-, margen para que otros compositores le sumen algunas corcheras a la partitura.

Seguramente, Malena sabe que la mejora sinfonía para los oídos populares surge cuando se macera la escritura de manera colectiva. Es decir, cuando se espera que el otro termine de convencerse de que puede ser parte de la misma música, sin que esto implique renunciamientos. El cartel así parece indicarlo, sólo dice Malena.

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