La crisis que no se ve pero se siente en la salud y en los bolsillos
- Editorial Tobel
- hace 5 horas
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De acuerdo con algunos estudios, “una familia tipo puede gastar hasta 30% más por año en facturas de luz y gas”. Daño al bolsillo y a la salud.

La crisis generada por el modelo político del gobierno nacional golpea y fuerte. Sacude bolsillos y se está llevando a miles de empresas y dejando a cientos de miles de trabajadores en la calle. Así lo certifican datos del Indec y de entidades empresariales. Pero existe otra crisis estructural que afecta a millones de personas. Entre ellas el acceso a la red cloacal y agua potable. Y, quienes tienen acceso al agua potable, en vastas regiones del país enfrentan problemas de contaminación, arsénico en suelo, por caso. Si esto de por sí es un daño considerable, otro factor de riesgo social que padecen los hogares del país surge de un estudio que da cuenta que “una familia tipo puede gastar hasta 30% más por año en facturas de luz y gas”.
Esto se debe a que en gran parte del país, el agua de nuestros hogares -tanto de red como de perforaciones- contiene una concentración elevada de minerales como calcio y magnesio, conocidos como “sales duras”. Este fenómeno da lugar al sarro, una acumulación sólida que, aunque suele ser percibido sólo como una molestia en griferías, bachas o pavas, su impacto es mucho más profundo: afecta la eficiencia energética y multiplica los costos de mantenimiento de electrodomésticos, calderas, sistemas térmicos y equipos industriales.
Según datos de la Asociación Argentina de Ingeniería Sanitaria (AIDIS), más del 60% del agua subterránea en Argentina presenta niveles de dureza por encima del valor recomendado por la OMS, lo que implica la presencia de entre 120 y 300 mg/L de carbonato de calcio. En las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos (algunas zonas), La Pampa, La Rioja, Mendoza, San Juan, San Luis, Santa Fe y Santiago del Estero los niveles llegan a superar los 400 mg/L, siendo consideradas de “agua muy dura”.
De acuerdo con lo manifestado por Matthieu Lamoliatte, CEO de AquaNex, “cada milímetro de sarro acumulado puede representar un aumento de hasta un 10% del consumo energético, encareciendo directamente la factura de electricidad del hogar o de una planta industrial”.
En entornos residenciales, los efectos del agua dura se traducen en duchas obstruidas, lavarropas que se rompen, termotanques que tardan más en calentar y electrodomésticos que se deterioran antes de tiempo.
“Estimamos que una familia tipo puede gastar hasta 30% más por año en facturas de energía (luz y gas), debido al sarro acumulado”, señaló Lamoliatte.
Entre las principales causas de muerte a nivel mundial, según la OMS, la falta de agua potable y cloacas es la razón más relevante. Si bien durante las últimas décadas el país avanzó en estas cuestiones, y en particular en la región del AMBA, la eliminación de la obra pública dispuesta por el gobierno de Milei y sus socios del PRO y la UCR no hizo más que condenar a ciudades enteras a vivir en la marginalidad sanitaria.