La crisis impacta en la Zona Norte afectando a la clase media

Locales que cierran, Pymes que despiden y baja de consumo en supermercados.

El modelo ideológico que regentea Milei, tal cual se observa, no tiene en agenda oficial a la producción y desarrollo nacional. Tampoco a las economías regionales. El andamiaje político está pensado en lo financiero, y en la denominada primarización de la economía y en la liberación total de importaciones. La crisis es tan severa que la Zona Norte no escapa a esta suerte de red oficial que afecta particularmente a la clase media, al profesional, al asalariado.

Datos oficiales del Indec revelan que desde la puesta en marcha del modelo ultraliberal debieron cerrar 19.600 PyMes en todo el país. Más de 16.000 comercios barriales bajaron las persianas mientras poco más de 2.000 panaderías apagaron sus hornos dejando en la calle a 15.000 empleados. 28 empresas por día son las que se cierran en el país. Y cerca de 2.000 personas quedan sin trabajo, manifestaron desde el sector empresarial.

Es la propia Unión Industrial Argentina (UIA) y la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), por citar tan sólo dos entidades cercanas al pensamiento del gobierno, que vienen advirtiendo que de no modificarse la hoja de ruta la situación se verá agravada. Entre otras cuestiones objetan la apertura indiscriminada de importaciones y la falta de un modelo productivista nacional como tienen otros países. Citan a los EE.UU.

Dentro de este marco, la Zona Norte, donde la crisis suele demorarse en llegar, precisamente esto no está sucediendo. La clase media que tanto caracteriza, en línea general, a la zona norte, sin que esto signifique desconocer que existen miles de vecinos condenados a la pobreza extrema, está recibiendo los “beneficios del modelo”.

Cualquiera sea el centro comercial en el que se conversa para testear la situación económica, todos coinciden en que se está atravesando una considerable baja en las ventas. En los municipios comienzan a registrarse más bajas que altas comerciales.

En farmacias ubicadas en La Lucila, Olivos, Victoria y Pacheco, por ejemplo, todas coinciden en que en estos últimos meses “tuvimos menos ventas”. En este sentido, comentan que “comienza a ser recurrente gente que no compra todos los remedios; ni hablar de perfumería, ahí es más notoria la caída”, confiaba ante Lo Nuestro un veterano farmacéutico de Olivos.

Desde otra vereda, la gastronómica, restaurantes tradicionales de la región registran menos comensales. De acuerdo con datos recabados por este medio, la caída en restaurantes va desde un 15 a un 25% menos de ventas, menos gente en las mesas. Bastaría recorrer algunos comercios tradicionales un viernes al mediodía o sábado a la noche para comprobar la preocupación de los dueños.

Más allá de los valores de alquileres, impuestos, tarifas de servicios, los propietarios entienden que el principal escollo es que el vecino que tradicionalmente venía a comer hoy cuida el bolsillo. “Se nota la falta de plata, hasta te dan menos propina”, sintetizó Daniel, experimentado mozo de un reconocido restaurante ubicado en las inmediaciones de la Plaza de Martínez, la 9 de Julio.

Por otro andarivel, el educativo, responsables legales y dueños de colegios de la Zona Norte también reciben “los beneficios de la libertad”. Atrasos en el pago de las cuotas escolares y padres que se ven obligados a cambiarlos de colegio porque se les hace imposible seguir pagando la cuota es la otra fotografía de la crisis. Dentro de este contexto, no pocos colegios privados tienen serios conflictos ante la imposibilidad de pagar a docentes lo que la ley determina. Esto fue denunciado en reiteradas oportunidades por el gremio de SADOP que nuclea a docentes privados.

Otro rubro afectado es el de consumo masivo. La caída de ventas en supermercados es notoria: ronda el 5%. Al ciudadano de a pie, el que produce, trabaja, investiga, educa y cura, con sus ingresos no llega dignamente a fin de mes. El modelo pensado por la ultraderecha gobernante prioriza a grandes empresas, a los ricos -poco más de 1 millón de personas- y garantiza asistencia -insignificante, por cierto- a los sectores empobrecidos por el sistema. La denominada clase media, tan característica de la Zona Norte, muy a pesar de que en buen porcentaje votó por este modelo, es el jamón del medio: la más afectada.

Al decir del propio presidente, el modelo -viejo y fracasadamente conocido a decir verdad- será tan exitoso, dentro de 35 años anunció, que el derrame, los beneficios económicos y sociales llegarán a la castigada clase media, a las Pymes y a los comercios. Los que queden en pie, por cierto.