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Hacia una renovación de la historia local

A propósito de la reciente publicación de “La verdadera historia de la creación de Vicente López”, de Carlos Constela  y Claudio Negrete


 

Negrete, el ex intendente Jorge Sabbattini y Constela durante la presentación


 Por: Oscar Edelstein*

 

Una corriente de aire fresco parece ingresar en el ámbito de la producción histórica local de Vicente López, después de años de reiteración de los modelos de producción clásicos sobre los temas históricos locales.

 

Dos elementos centrales son destacables en este sentido. Por un lado, la elemental tarea de recurrir a las fuentes primarias para la construcción de un relato histórico fundado en evidencias fácticas.

 

Por otra parte, revisar el estado de la cuestión sobre la creación del Partido de Vicente López (1905) y cuestionar algunas de las ideas que a lo largo de décadas se habían consolidado como las condiciones espurias que dieron origen a este municipio, básicamente la idea sobre las causas de su creación vinculadas a los intereses de un gran propietario influyente en el poder político, como Alvear.

 

Estas dos operaciones, por si solas, constituyen un reinicio meritorio de esta nueva producción de la historia local.

 


Es necesario destacar también las amplias referencias bibliográficas sobre los variados temas que el desarrollo de la temática se propuso, tanto en las cuestiones sobre la construcción histórica de las municipalidades hispanoamericanas y rioplatenses y el proceso de su formación en la provincia de Buenos Aires, como, entre otros temas, sobre las condiciones de la vida política bonaerense en torno a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

 

Todo ello fue posible en el entramado de sus autores, sus formaciones y sus trayectorias en ámbitos diversos, que justamente enlazan las diversas dimensiones de análisis del proyecto que desarrollaron en común.

 

Un último mérito debe remarcarse, y es el propósito de apostar al público general, de dirigirse a un lector no especializado, interesado en la historia local, pero tal vez no tan atento en sus viejas lecturas ni en los temas más generales, proponiendo un recorrido bien estructurado y atractivo.

 

Aunque no disponemos de evidencias al respecto, nos gustaría pensar que alguna influencia ya tuvo en el ámbito oficial: la página web de la municipalidad ha corregido las erróneas informaciones sobre el origen de nuestro partido que difundía oficialmente hasta hace pocos meses atrás y por tantísimos años.

 

Y es que las alternativas sobre la decisión de crear un nuevo partido en la región fueron interpretadas en base a los intereses y red de relaciones de un par de personajes notables, que incluía la desprolijidad de mencionar erróneamente el nombre de un diputado, Bartolomé Cruz, como parte de esta red de relaciones.


No está de más recordar que una calle de Vicente López llevó entonces y por años el nombre de este diputado. Hasta que finalmente se supo que nunca existió un tal Bartolomé Cruz en la cámara de diputados de la provincia y su nombre fue corregido por Juan Carlos Cruz, un diputado que sí participó del debate.

 

Debería ahora modificar el nombre de la calle del Diputado J.C. Cruz, cuyo único mérito para tener semejante honor de ser recordado en este distrito es haberse opuesto a su creación.

 

Retomando el comentario sobre el libro recientemente presentado, el esfuerzo de los autores está centrado en demostrar otras dimensiones, más complejas, sobre las condiciones políticas, sociales y municipales que generaron las condiciones para la formación del partido de Vicente López.

 

Entre los problemas que se evidencian en este trabajo nos quedan las debilidades del campo historiográfico local, es decir, de los pocos trabajos publicados sobre nuestra historia, sean los tradicionales o no. Ello es fácilmente observable en las agudas observaciones de los autores sobre los conflictos entre los pueblos de Olivos y Martínez y la administración municipal (recordemos, pertenecían por entones al Partido de San Isidro), abordados con algunas pinceladas, suficientes a los fines de la obra, pero que representan una cuestión que requeriría una investigación de más largo plazo.

 

Por lo tanto, es un nuevo punto de partida estimulante para tantas nuevas generaciones de profesores e investigadores, de escuelas y estudiantes de Vicente López que, considero, deberían recibir un estímulo oficial de algún tipo por parte de la municipalidad, para promover más trabajos sobre la historia local.

 

*Oscar Edelstein, Periodista

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