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El concejal Noya, del Movimiento Evita, pide la renuncia del Ministro del Trabajo

Todo surge luego de las críticas de Cristina Kirchner a los movimientos sociales, lo que muchos consideran fue un adelanto del escenario electoral 2023.


Por: Tano Armaleo. Tras la estocada de Cristina Kirchner objetando a los Movimientos Sociales, entre otras cuestiones por falta de transparencia, el edil del Movimiento Evita de Vicente López, Joaquín Noya puso sobre el mostrador político, que al frente del Ministerio de Trabajo debería estar un hombre del movimiento obrero. Así lo manifestó mediante redes sociales. Noya no es un dirigente más de la Evita. Su cercanía con los máximos lideres de "La Evita", le ha permitido que gente de su espacio ocupe varios cargos en las estructuras del gobierno nacional.


Echando manos a la historia, el líder del #MovimientoEvita de Vicente López recuerda la impronta de Juan Domingo Perón cuando puso al frente del Ministerio de Trabajo a dirigentes que no atendían de los dos lados del mostrador; eran sindicalistas.


Un dato no menor en este debate es que, cuando la vicepresidenta fustiga a los movimientos sociales también pondera y pone como modelo de un Ministro que “funcionó y defendió los intereses de los y la trabajadores, a Carlos Tomada”. Ocupó la cartera bajo su presidencia. Un detalle no menor fue que Cristina, al mencionar a Tomada -hoy embajador en México- tenía sentado al dirigente sindical y diputado nacional Hugo Yansky, Secretario Gral.de CTA. Una entidad obrera que desde hace décadas aguarda tener la personería y reconocimiento jurídico, aquel que ni Tomada ni Cristinas le otorgaran.


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Perón tuvo 2 ministros de Trabajo, ambos sindicalistas No eran 2 lados del mostrador, fue la definición política de un gobierno sobre a quien iba a defender ese ministerio Que bien nos haría al

y al pueblo tener esa lógica p/la designación de todos los cargos


Para muchos, reclamar la renuncia del actual Ministro (Moroni, hombre de extrema confianza del presidente Fernández) como lo hace Noya para que allí se siente un dirigente del movimiento obrero, respondería al interés del Movimiento Evita en tender lazos más profundos con el sector sindical, y no quedar marginado del andarivel político-electoral. Además, de por sentado que Emilio Persico, máximo líder del Movimiento Evita, como vice del Ministerio de Desarrollo Social sería quien mejor interpretaría las necesidades de los empobrecidos.


El hecho de que Cristina Kirchner objetara los manejos de los Movimientos Sociales y en particular de “la Evita”, hace suponer que dicha postura no fue nada casual. Muy por el contrario.

La vice, parece haber lanzado el camino hacia un escenario electoral y, por lo visto, no quiere contar con el Movimiento Evita a su lado; el mismo que jugó en soledad e hizo perder las elecciones de medio términos cuando Cristina Kirchner y Jorge Taiana disputaban la senaduría nacional (2017); perdieron por escazas 2 puntos.


Detrás de los movimientos sociales se tejen infinidades de especulaciones y críticas, muchas veces mal intencionadas, especialmente aquellas provenientes de la derecha que los acusan de ser “choriplaneros” y cobrarles a la gente, o bien que cuando llega la hora de ser candidatos o funcionarios los únicos que cobran son los “chicos prolijos”, nunca los humildes.

Cierto es que estas estructuras nutridas por sectores postergados y olvidados, y mancillados por un modelo capitalista que aplica la “teoría del descarte” tal cual grafica el Papa Francisco, son una suerte de puente para alcanzar nimias mejoras a los terribles padecimientos alos que son sometidos cuando el Estado no les da respuesta. Y sobre todo, los Movimientos Sociales dejan atrás la histórica manera de hacer política a través de los partidos políticos. De algún modo, a partir del empoderamiento que tienen, interpelan a las paquidérmicas y burocráticas estructuras de poder. Lo que no implica que quienes conducen los Movimientos Sociales sean carmelitas descalzas burocratizadas

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