Cuando el peronismo duda, otros escriben el guión
- Editorial Tobel
- hace 2 días
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No hay peor trampa que la de creer que el enemigo es sólo externo.

Columna de Opiniòn
Por: José "Pepe" Armaleo*
El peronismo está entre dos fuegos. De un lado, el avance brutal de un gobierno que confunde libertad con saqueo y soberanía con obediencia al mercado. Del otro, una ofensiva judicial y mediática que busca disciplinar, proscribir y destruir todo lo que huela a justicia social. Pero el fuego más peligroso no viene de afuera: es el que arde adentro, en los egos, en los cálculos, en las mezquindades que impiden ver el bosque mientras el país se desangra.
Durante demasiado tiempo nos conformamos con resistir, como si resistir fuera un proyecto en sí mismo. Pero la resistencia sin horizonte termina siendo una forma de inmovilidad. Mientras el poder económico impone su relato y su agenda, nosotros seguimos discutiendo candidaturas, territorios o estrategias de corto plazo. No hay peor trampa que la de creer que el enemigo es sólo externo. A veces el adversario habita en nuestra propia comodidad, en la costumbre de la queja, en el miedo a disputar poder real, confundir a un compañero con un adversario.
El neoliberalismo no sólo vació el bolsillo: vació el sentido. Convenció a muchos de que la política no sirve, de que el Estado estorba, de que la libertad es una cuestión de mercado. Y en ese vacío simbólico creció la desarticulación del pueblo, la fragmentación social, la desconfianza hacia toda forma de organización. Por eso, el primer paso no es electoral, sino cultural y político: volver a hablarle al pueblo, volver a representarlo, volver a proponer una idea de futuro.
Es hora de reabrir en serio el debate sobre el modelo de desarrollo. No alcanza con intentar reparar lo que el neoliberalismo destruyó: hace falta volver a imaginar la Argentina desde sus raíces, desde el trabajo, la industria y la soberanía. La verdadera modernización no es la flexibilización laboral, sino la de un pueblo empoderado, dueño de su destino y de los medios para producirlo. Un país que no dependa del pulgar del mercado, sino de la inteligencia colectiva de su gente.
El enemigo no duerme. Mientras nosotros debatimos, los fondos buitre dictan políticas, los monopolios marcan precios y los medios fabrican realidades. Por eso, el tiempo de la resistencia pasiva terminó. Es hora de pasar a la acción con ideas, con propuestas, con unidad y con coraje. La reconstrucción no vendrá de un iluminado ni de un algoritmo, sino del trabajo colectivo de un pueblo que vuelva a creer en sí mismo con una dirigencia a la altura de la historia.
La historia enseña que cuando el peronismo duda, otros escriben el guión. Hoy, más que nunca, necesitamos volver a ser antorcha, no ceniza. Que nadie se confunda: defender a Cristina es defender el derecho del pueblo a decidir; defender la política es defender la soberanía. Y como decía Perón, “primero la unidad en lo esencial, después la discusión en lo accesorio”.
El desafío es volver a encender la llama. No hay peor derrota que el desaliento de la militancia y/o la apatía de nuestro pueblo. Y no hay mejor victoria que la de un pueblo que, incluso herido, vuelve a levantarse para escribir su propia historia.
"La historia no se borra, la memoria no se clausura, la justicia no se negocia, la soberanía no se entrega y la apatía es la derrota que ningún pueblo puede permitirse."
*José “Pepe” Armaleo – Militante, abogado, magíster en Derechos Humanos, integrante del Centro Arturo Sampay y de Primero Vicente López.












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