Urgente: más de 300 muertos en Plaza de Mayo

A 70 años del bombardeo impulsado por civiles y perpetrado por militares un 16 de junio de 1955, desde distintos sectores institucionales y políticos se recuerda aquella matanza.

Por diferentes canales, institucionales y políticos se recuerdan los crímenes y matanza perpetrados el 16 de junio de 1955. Momento en que civiles, utilizando a la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, orquestaron un ataque que tenía como objetivo principal asesinar al presidente Juan Domingo Perón y a los miembros de su gabinete para consumar, así, un golpe de Estado. Eran sectores de la derecha -“gorilas” decía el pueblo-, que no toleraban un gobierno de tinte nacional y popular. Un gobierno donde la justicia social, la soberanía política e independencia económica eran los principales ejes de aquel gobierno elegido democráticamente y por más del 60% de los votos.

Era el anticipo de lo que luego terminó siendo la Revolución Libertadora que derrocó al gobierno constitucional. Un golpe de Estado basado en el terror, en cientos de crímenes perpetrados en lo que finalmente y tras el golpe del 16 de septiembre, terminó siendo el gobierno de la “revolución libertadora”, libertaria actualizando el término. A partir del golpe, la persecución a dirigentes y militantes peronistas y la detención indiscriminada comenzó a instaurarse. Se naturalizaba la ilegalidad, pero sobre todo, el odio y la persecución.

Memoria militante e institucional
Así como intendentes como Fernando Moreira (San Martin) puso de relieve el drama del bombardeo, lo propio sucedió con sectores culturales, sindicales y partidarios. En esta sintonía, el Centro de Estudios Arturo Sapmay, Primero Vicente López, la Agrupación La Juan Manuel, el Frente renovador de San Isidro, la Asociación Judicial Bonaerense, Causa San Isidro, no dejaron pasar la fecha por alto. 

El paso previo al golpe fue el Bombardeo sobre Plaza de Mayo que se cobró más de 300 víctimas, entre ellas, niños que iban a la escuela. Sin piedad y pudor, esas manos movidas, evidentemente, por el odio terminaron descargando decenas de bombas sobre una plaza que no comprendía semejante desprecio a la vida

El propósito del golpe, tras asesinar al presidente de la Nación, era instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la UCR), Américo Ghioldi (dirigente del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador).

Aviones que surcaron el cielo del centro de Buenos Aires lanzaron más de cien bombas con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos. La mayoría de ellas cayeron sobre las plazas de Mayo y Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército (ubicado en el Edificio Libertador) y la Casa Rosada, en el sureste, hasta la Secretaría de Comunicaciones (situada en la sede del Correo Central) y el Ministerio de Marina, en el noroeste.

El ataque aéreo se realizó en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (ubicada donde hoy está la Biblioteca Nacional) fueron los principales objetivos. Además de los más de trescientos muertos, el ataque dejó como saldo más de mil doscientos heridos.

Tres centenares de civiles armados (llamados “comandos civiles”) intervinieron en acciones colaterales como la ocupación de Radio Mitre, a través de la cual se lanzó una proclama que dio a Perón por muerto.

El Bombardeo no sólo fue un antecedente directo del golpe de Estado de 1955, consumado el día 16 de septiembre con activa participación del Ejército, hasta entonces leal a Perón. Además, inauguró un ciclo de autoritarismo, represión estatal y persecución política que tuvo su máxima expresión en la dictadura cívico-militar iniciada en marzo de 1976.

El tiempo, los años, hicieron que aquellos odiadores seriales que perseguían instaurar un modelo político para pocos, una patria reflejada al latir y sentir de la oligarquía, mutó hacia un nuevo escenario. De la “alianza por el progreso” impuesta por los EE.UU sobre toda Latinoamérica en los años 60 para instaurar un modelo de libre comercio, neoliberalismo, se terminó en el golpe del 76. Así como en aquellos años utilizaban el golpe cívico-militar para imponer modelos, lo propio sucedió en el 76.

Aquellos “gorilas” de ayer, hicieron que la democracia les legitimara y naturalizara la violencia y autoritarismo institucional.  Precisamente lo que por estas horas vive y padece el país.

Dejando atrás las balas y bombardeos, en la actualidad, los golpes provienen de las tapas mediáticas y pantallas, y de un Poder Judicial entregado a las presiones de grandes grupos económicos: “círculo rojo”. En esta saga también se incluyen organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial y los denominados fondos de inversiones. Con sólo analizar lo transcurrido en estos últimos 20 años en América latina, es fácil comprobar lo dicho.

Comprender y entender esos procesos históricos, seguramente ha de servir para no caer en las mismas atrocidades. Y, sobre todo, poder dilucidar que la violencia no es el camino a la hora de cambiar la realidad. Sólo la organización, la unidad, la tolerancia y el respeto en la diversidad vencen al tiempo y al odio.

Durante décadas, el Bombardeo a Plaza de Mayo permaneció como un hecho olvidado de la historia argentina. Recién en 2005, por iniciativa del Presidente Néstor Kirchner, la Secretaría de Derechos Humanos inició una investigación sobre el ataque del 16 de junio de 1955. Luego, en 2008, durante el mandato inicial de Cristina Fernández de Kirchner, se inauguró el primer monumento oficial en homenaje a las víctimas del Bombardeo, ubicado en las inmediaciones de la Plaza de Mayo. Un año después se sancionó la ley 26.564, que otorgó el derecho a percibir indemnizaciones a las víctimas del ataque. En el marco de estas políticas, al cumplirse el 55vo aniversario del hecho el Archivo Nacional de la Memoria publicó una investigación histórica que reconstruyó lo ocurrido durante el Bombardeo y realizó entrevistas a sobrevivientes y otros protagonistas de la jornada de junio de 1955.