San Fernando: sin impuestos no hay libertad, ¡carajo!
El municipio acaba de sumar dos hectáreas para espacio público, ratificando, de este modo, la importancia que tiene la presencia del Estado a la hora de garantizar mejor calidad de vida a la población. El resto de los municipios no se quedan atrás. La clave: cobrar impuestos y Tasas, especialmente a quienes más tienen.
El hospital municipal San Cayetano una obra consolidada con el aporte de toda la comunidad vía pago de Tasa e impuestos
Cuando el presidente Javier Milei sorprendió, y no precisamente de manera grata, al auditorio del Foro Mundial Económico realizado días atrás en Davos, Suiza, con su ideología anarco-capitalista inspirada en Murray Rothbard -economista de los EE.UU y gran impulsor del pensamiento libertario fallecido en 1995- al plantear que el pago de impuestos es “un robo por parte del Estado”, no hizo más que confirmar que su profecía es un verdadero fiasco y un serio daño para la población, para la gente de bien, la que trabaja y produce. Gente de bien que se diferencia de aquellos que todo lo reducen a una cuestión de libre mercado y especulación financiera.
Para Milei y sus socios de Juntos por el Cambio, pagar impuestos es “una aberración”. Por eso es definido, y se autopercibe, como anarco-capitalista. El “problemita” que el primer mandatario oculta es que una sociedad civilizada, tolerante, que busca el bien común, que apuesta a la cultura de la solidaridad, no podría consolidarse sin el cobro de impuestos. El capitalismo así funciona. Si a éste se lo dejara en absoluta libertad, sin regulaciones, sin que nadie le ponga límites, se estaría cerca de un estado feudal. Es decir, un mundo, un país, para muy poca gente, sólo para una selecta casta de privilegiados.
Para sortear esta situación, que la humanidad ya padeció, es cuando aparece el Estado como ordenador y garante de que la justicia social y la equidad sea respetada, al igual que garantizar un estado de bienestar. Para esto es imperioso cobrar impuestos. Sin impuestos, se podría decir, no habría libertad. Los Estados tendrían tan pero tan poco alcance que nada podría garantizar a la población. Sólo empobrecimiento y vida pauperizada.
De ahí la importancia de cobrar impuestos, especialmente a los que más tienen, más acumulan.
No por casualidad, y viendo la desigualdad que reina en el mundo, y el riesgo que esto atañe, ese puñado de empresarios que manejan el planeta tierra, por caso Bill Gates, Warren Buffett, proponen pagar más impuestos. No son escuchados. Son conscientes de que un Estado sin recursos es presa de un cadalso asegurado.
Sin ir muy lejos, y poniendo como ejemplo concreto lo que sucede por los pagos de la Zona Norte donde el voto de Milei y Juntos por el Cambio se impuso con claridad. Seguramente, la mayoría de quienes lo votaron no lo hicieron en el convencimiento de ingresar al túnel del suicidio colectivo. Un túnel que lo llevaría a perder calidad de vida, cuando no, el trabajo, el comercio o la PyMe.
Si se llegara a implementar que el “pagar impuestos” o TASAS “es una aberración”, la comunidad, el ciudadano de a pie, el comerciante, el empresario, estarían en total estado de desprotección. Y, en algunos casos, de una degradación social y económica tan grande que túneles, hospitales, escuelas, universidades, puentes, rutas, luminarias, programas de contención a sectores vulnerables, los que padecen enfermedades, por caso, no serían cuestiones que atendería el Estado Libertario.
De no pagarse impuestos, TASAS, por ejemplo, y sin ánimo de hacer un paneo extenso de obras ejecutadas por el municipio, en este caso de San Fernando, la reciente recuperación de 2 hectáreas de costa en el río Luján no sería factible. Dos hectáreas que en su momento fueron ocupadas por la armada y ahora, a partir de la acción política del municipio, pasará a ser parte del Polideportivo N° 3 de San Fernando. Será un espacio destinado a la comunidad.
“Todas y cada una de las obras que realizamos son posibles gracias al acompañamiento de vecinos y comerciantes y empresarios que pagan sus TASAS”, suele decir el intendente Juan Andreotti cada vez que corta la cinta de una nueva obra pública.
Una realidad -la ejecución de obras públicas logradas gracias al pago de impuestos y TASAS-, que se traslada al resto de los municipios y a la propia provincia. Cada una de las múltiples obras públicas es la resultante de que la comunidad, pagando impuestos, tasas y demás servicios, logra, aún con todas las demoras y desaciertos de algunos gobernantes, una mejor calidad de vida.
Milei, acompañado por Juntos por el Cambio, viene a alterar con su pensamiento intolerante y único, que no hay otro camino; y que “cobrar impuestos es una aberración”. Sin embargo, frente a sus narices, el mundo de las finanzas, en tierras suizas, le dejó en claro que el camino elegido es incorrecto. Y que, inevitablemente, más temprano que tarde el fracaso se verá reflejado en la cotidianidad.
No sólo en los bolsillos de la gente de bien cuando suba al colectivo. Ese hospital construido a nuevo, con los mejores equipamientos y prestaciones, dejarán de serlo. Tampoco llegará gas, agua corriente o cloacas a millones de personas.
Ya lo dijo Milei: se acabó la obra pública. Entendible toda vez que de no cobrarse impuestos, especialmente a quienes más tienen -es la postura que plantea la dirigencia criteriosa del mundo civilizado-, el deterioro social tendrá alcances impredecibles. Tal vez, no por casualidad, la población ha comenzado a organizarse -cómo suerte de alquimia de supervivencia- a través de Multisectoriales barriales con el objeto de impedir que el modelo anarco-capitalista se consolide.
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