Los dos modelos: entre balas y muertes o vida y sensatez; un gobierno para ricos o para el que la produce y trabaja
- Editorial Tobel
- 18 ago
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Dos candidatos que representan los dos estilos políticos claramente antagónicos.

Taiana -Espert
Por: Miguel "Tano" Armaleo.- Con un José Luis Espert encabezando la lista de LLA-PRO y Jorge Taiana por Fuerza Patria, se abre un interesante debate sobre los dos modelos en disputa. Dos listas que prometen concentrar entre el 60 y 70% del electorado. Dos espacios y criterios políticos que, sin ingresar a un análisis profundo, pormenorizado, representan dos modelos antagónicos.
Uno, el modelo que se encarga de representar el diputado y presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, José Luis Espert, quien fue impuesto a pedido del presidente Milei. Es el modelo de la ultraderecha, el de un anarco-capitalismo anacrónico, dicen algunos analistas. Otros lo ubican en el neoliberalismo más extremo.
En el pensamiento de la población, del ciudadano, Espert (vecino de San Isidro) representa todos aquellos valores y conceptos que el propio presidente no se cansa de profesar. Sólo que el candidato a diputado nacional sube la apuesta ante el consentimiento presidencial y de todo el círculo rojo que lo sostiene, y un sector de la población que naturaliza estos discursos claramente violentos. Allí están los insultos del presidente Milei. También está el conocido autoritarismo y violencia con la que se dirige a todo aquel que opina y piensa distinto. No conforme con esto, pega y gasea a jubilados y discapacitados. Espert redobla la apuesta: promete bala a diestra y siniestra, matar al que delinque. No pondera y cuantifica el valor de la justicia. Prefiere transitar la vida con balas en la mano y un discurso misógino, autoritario y violento como se observa cada vez que se refiere a la oposición. Lo hace con el consentimiento de un sector de la población que naturaliza estas posturas. Aún cuando gobierna para los ricos y esos trabajadores y empresarios que celebran el insulto y maltrato son víctimas de su modelo. De ahí a que un alumno insulte a su docente porque le puso una mala nota o maltrate a un discapacitado hay un paso. Desafortunadamente esto último está sucediendo en diversos puntos del país.
Por otro carril, el candidato a diputado nacional por Fuerza Patria, el excanciller Jorge Taiana (vecino de Vicente López), por historia y presente, es la contracara de todo aquello que representa el oficialismo gobernante.
Algunos lo consideran que es demasiado parsimonioso, racional, cerebral. Sin embargo, propios y extraños ponderan su cultura y formación política y conocimiento del funcionamiento del Estado. Es un académico al que no se le conocen agresiones y posturas autoritarias. Taiana, como primer candidato de Fuerza Patria, encabeza una lista -aún con las críticas que recibiera por reiterar nombres y no facilitar el trasvasamiento generacional-, donde prima la sensatez y sentido común. En Fuerza Patria, es lo que representa Jorge Taiana, prevalece un modelo donde se cuida al ciudadano de a pie, al que produce y trabaja. Y, sobre todo, cobija el concepto sobre el cual tanto insistía el Papa Francisco: la cultura de la solidaridad, del respeto en la diversidad, el que nadie se salva solo. Tal vez, no por casualidad, Francisco temía a los falsos profetas que todo prometen cuando, en realidad, tienen un “pequeño Adolfito dentro”.
Dentro de este panorama, donde el antagonismo es una realidad concreta, y que desde el gobierno se encargan de alentar y fomentar, cabe preguntarse hasta cuándo la población, el ciudadano de a pie, está dispuesta a vivir ante semejante clima de agresión institucional. Nadie disfruta vivir en la incertidumbre, en la agresión. Salvo los perversos. La gente de bien quiere previsibilidad, vivir en armonía. Lo que no significa no tener diferencias con el vecino. Simplemente, es saber que todos viven en el mismo barrio y se torna imposible convivir bajo un clima de agresión e insulto permanente. Además, a esto se le suma que las heladeras están vacías mientras los ricos continúan acumulando ganancias.













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