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La estafa es Milei, no las criptomonedas

  • Foto del escritor: Editorial Tobel
    Editorial Tobel
  • 22 feb
  • 6 Min. de lectura

El poder real necesita de un empleado de las características del primer mandatario para impedir que se consolide un Estado de excelencia. Por eso, en gran medida y ayuda judicial mediante, toleran la gran estafa perpetrada a través de $LIBRA.

Foto: presidencia


Por: Fernando Gañete Blasco.- El poder pone un freno sólo si encuentra de frente un poder mayor. No suele tener empatía con el más débil. Hubo un tiempo donde el poder político temía del poder del pueblo. Así se gestaron rebeliones populares en distintos países del mundo. También había cierto respeto del poder político hacia el poder judicial y al poder mediático (la alta exposición negativa podía influir en el pueblo). A medida que avanzaba el poder económico fue a la conquista del resto de los poderes. Como si fuera un juego del TEG, avanzaron con los dados cargados y fueron por la ocupación de los otros territorios.  


El capital, para lograr su cometido comenzó a jugar. Para ello necesitaba que se modifiquen los valores de la sociedad. Había que debilitar al poder popular. Si la ciudadanía encontraba la felicidad en las simples cosas, la solidaridad, la familia, los amigos, la justicia social, trabajar para disfrutar la vida y el bien del prójimo, al poder económico se le complicaría. Para ello comenzaron a vender, como si fueran productos comerciales, la codicia, el individualismo, la envidia, la mezquindad y hasta el odio al diferente y al que piensa distinto. Todo lo opuesto a los valores que tenía la sociedad. 


Tiempo atrás la batalla fue contra los Estados, estos le impedían aumentar sus negocios. Sabían que si el Estado brindaba servicios de excelencia, ellos no podrían competir para lograr enormes ganancias y transformarse grandes oligopolios. Así es como educación, salud, seguros, servicios públicos, etc. pasaron a ser manejados por los privados que forman parte del poder económico. Ni hablar sobre los bienes de producción. Al manejar los distintos sectores debilitaron a los Estados en la postura negociadora. Ya el Estado depende del poder económico y, por ende, el poder político. 


Por supuesto que, el arma principal para conseguir esos objetivos, fue el poder mediático. Ese fue fácil de conseguir ya que el principal alimento de los medios es (¿o era?) la publicidad y esta provenía principalmente de las empresas privadas. Entonces muchos vieron que podían adquirir los medios, quedándose con el cuarto poder. Entonces revirtieron la ecuación y entonces los fondos que alimentan económicamente a los medios pasó a ser la presión, jugando al fleje (en términos tenísticos) con la extorsión. Así lograron nuevos negocios y beneficios impositivos. Así los dueños de canales de televisión se transformaron en multimedios para luego obtener empresas de servicio, de salud, del agro, etc.


Hasta aquí el poder económico tenía conquistado al poder mediático, gran parte del poder político y había seducido y sedado al poder popular. Paralelamente conquistaron al poder judicial. Los jueces son elegidos por el poder político, le temen al poder mediático y se mantienen alejados del poder popular. Por lo que forman parte del poder económico que premia al buen “empleado” y castiga el que se quiere salir del camino que ellos indican.


Sintiéndose casi todopoderoso el establishment económico va por todo. Para ello buscan correr los límites de resistencia para seguir aumentando sus arcas y darle calma a su ansiosa codicia. 


Al poder político, no sólo lo conquistaron, sino que lo bastardean. Lograron poner a “uno de ellos” en el ejecutivo con Mauricio Macri. Pero este, con la codicia que los caracteriza, quiso quedarse con varios negocios más y no se animó a destruir al poder político y temió un poco del poder popular. Así perdió las elecciones en manos de un gobierno más nacional y popular.


Como el poder económico no se detiene ni un minuto, comenzó a crear una figura que rompiera con todos los límites éticos y morales, apoyado por un poder político que ya estaba en desgracia con muchos empleados del establishment y otros temerosos de enfrentar al poder económico y sus aliados.


Así nació como presidente Javier Milei, un histórico servil del poder económico que, naturalmente sus valores son muy particulares, con un cierto resentimiento que sólo lo hace responder de manera obediente y sumisa al poderoso económico. Así es como tomó decisiones desafiantes al poder popular, político y judicial. Muchos de ellos con cierta complicidad.


Algunas de las tantas manifestaciones del presidente del país:

  • Dijo que Caputo y Sturzenegger eran delincuentes y le hicieron mucho daño al país. Hoy son ministros con un poder extraordinario. ¿Se lo habrá ordenado el establishment?

  • Dijo que Patricia Bullrich era una asesina y la puso como Ministra de Seguridad.

  • Habla de “periodistas ensobrados” y los periodistas empleados de los principales medios de comunicación se hacen los distraídos y lo alaban.

  • Desfinancia a la educación, la salud, la obra pública y a los jubilados y hubo una débil resistencia de los mayores a los que llamó “viejos meados” y alguna manifestación por las universidades que ya quedó lejos y casi olvidada.

  • Trató de ratas a diputados y senadores y en las dos cámaras le votaron todo. Hasta poderes extraordinarios.

  • Despide a decenas de miles de empleados públicos. Trabajadores de empresas privadas quedan en las calles por el cierre de compañías y ningún sindicato sale a la calle.

  • Asemeja la homosexualidad y la ideología de género con la pedofilia y en los medios fingen demencia. Hubo una reacción del poder popular

  • Trata de ladrona a María Becerra porque le pide a la población que ayuden a los argentinos de la Patagonia por los incendios que sufren. Milei nunca mencionó los incendios, mucho menos se solidarizó con sus víctimas y desfinanció el sector.


Podríamos hacer una publicación de varios tomos con las ofensas del presidente a la población en general y a los que piensan distinto. Siempre con agresiones, nunca pidió disculpas y pareciera que no está en su naturaleza.


Ahora Milei “difunde” un memecoin que terminó siendo una estafa muy bien organizada por personas cercanas a él y con quienes estuvo reunido en varias oportunidades y los posteos del presidente fueron claves para consumar dicha irregularidad. 


En su posteo dijo que al comprar $Libra se ayudaba a las Pymes argentinas y se financiaba al país, pero era un negocio impulsado por dos ciudadanos de Estados Unidos y Singapur. Muchos argentinos que le creyeron, perdieron dinero que se fue a los Estados Unidos.


Milei dice que “difundió” $Libra porque quiere que la Argentina sea un país ejemplar en tecnología, pero desinvierte en la ciencia y tecnología desde el Estado y se jacta de despedir científicos como si con eso beneficiara al país. 

Se burla de quienes dicen que son entrevistas pactadas y segundos después lo cortan al entrevistador, quien pide disculpas por una pregunta y declara “te puede traer problemas judiciales, te entiendo”, acto seguido, como si fuera la grabación de una ficción Viale pregunta: “cómo sigo?” y el propio presidente le hace una sugerencia de cómo continuar. 


Se conoció el video porque se filtró, pero en TN la nota se emitió editado, dejando bien en claro que no hacen periodismo, sino promoción oficial. El grupo Clarín despidió al encargado del canal de youtube de TN.


Pareciera que aquellos integrantes de los distintos poderes que no fueron cooptados por el poder económico, como espectadores, esperan algunos enfrentamientos entre quienes manejan el destino del país para que algo cambie. Lo que refleja cierta debilidad ante la batalla cultural.


Ahora se espera cómo actuará la justicia de otro país. Poca confianza hay en la justicia local. El gobierno avanza al punto que dice que se autoinvestigará y el coro de periodistas oficialistas lo celebran. Con, supuestamente, muy pocos senadores libertarios, la Cámara alta no pudo siquiera aprobar una comisión investigadora.


Supuestamente, los delitos cometidos por Milei son varios. Por ejemplo, el artículo 265 del Código Penal, es elocuente, dice: “Será reprimido con reclusión o prisión de uno a seis años e inhabilitación especial perpetua, el funcionario público que,

directamente, por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un beneficio propio o de un tercero, en cualquier contrato u operación en que intervenga en razón de su cargo.” El presidente no sólo “difundió” $Libra, sino que puso el link del contrato para comprar y quien ingresara en la cuenta X del memecoin mencionado lo derivada a la cuenta del presidente de la nación.


Mientras tanto el poder económico está tranquilo. La colega Natalí Risso cuenta en El Diarioar que “el círculo rojo” prefiere creer la teoría de que Milei fue engañado. ¿Será para sostenerlo? La periodista narra que entre los consultados coinciden en que “algo” de preocupación tienen por tener un mandatario que sea tan fácil de engañar, pero “Es parte de la personalidad de este hombre, que a veces espanta. Nosotros estamos muy contentos, estamos mucho mejor que lo que venía pasando hace unos años. Espero que esto, más allá de la política interna, no llegue a mayores y no confunda a la inversión”. “Business as usual”, resume un empresario.


¿Está todo perdido? Claro que no. El partido es difícil, pero hay que recuperar ese poder popular para que, mediante el voto y las manifestaciones, tanto de apoyo como de protesta, el poder político y el mediático se den cuenta  que es más importante el pueblo que el establishment. Y que la solución es para todos y con todos. Si esto ocurre, tendremos un país mejor. Y la Argentina podrá a ser aquella que la gran mayoría sueña.

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