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Excepciones en Vicente López: “ilegalidad” avalada por el voto popular

Con el aval de la legalidad, el voto de la comunidad, las manos de concejales propios y a veces de opositores, el intendente avanza con el "festival de excepciones", aquellas que él calificaba como corruptas.


Por: Tano Armaleo.- “Las excepciones son ilegales y corruptas, se termina una etapa”, palabras más palabras menos, prometía, en plena campaña electoral del 2011, Jorge Macri, un desconocido dirigente de la política de Vicente López. Aquella frase venía a cuento de una demanda vecinal que él incorporó como promesa electoral: terminar con el festival de excepciones en beneficio de grandes empresas constructoras. No le fue mal. Venció al entonces intendente (24 años en el poder), Enrique “Japonés” García que bajo su mandato se cansó de beneficiar a empresas con las mentadas excepciones. A la luz de los acontecimientos, se podría decir que Jorge Macri engañó al electorado. Al igual que García, Macri hizo de las excepciones una norma. Superó a su antecesor en cantidad de excepciones. Sin embargo, el intendente continúo ganando elecciones. Y año tras año, con más votos. Lo mismo sucedía con García que llegó a morder el 62% de los votos mientras las denuncias le caían como llamas encendidas.


Si bien las excepciones son absolutamente legales, surgen del voto mayoritario de los Concejales y el intendente podrá o no darle cabida, lo cierto es que detrás de ellas subyace un largo trecho de sospechas. “Corruptas”, señalaba Jorge Macri a modo de deslizar que estas tendrán retornos o coima. Obviamente pagadas por importantes empresas que, gracias a las excepciones, logran construir torres y grandes complejos habitacionales donde el Código Urbano lo impide. Es lo que por estas horas está sucediendo en La Lucila y el bajo de Olivos en las inmediaciones de la estación Olivos.

En lo que fuera el colegio San Andrés, Alberdi y Nogoyá, se levantará una pequeña ciudad con tres mega torres para más de 2000 personas. Es una zona residencial donde también, las excepciones desnaturalizaron y destruyeron una residencialidad envidiable. Torres y más torres cubren el barrio. Lo mismo sucede en La Lucila, Florida y en Villa Martelli. Las excepciones habilitan, en lugares prohibidos, contundentes emprendimientos inmobiliarios.


En el afán de “embellecer” y “mejorar” el barrio y, además, sumar más contribuyentes, el intendente de turno echa mano a las excepciones con estos argumentos. La contracara es, más allá de toda sospecha de corrupción como planteaba Macri en el 2011, que el vecino de a pie no tiene los mismos privilegios si pretendiera construir una piecita en el fondo para el hijo.

Cuando las excepciones salen de la mano de los concejales oficialistas (en este caso tienen un control absoluto e indiscreto del Concejo Deliberante que parece actuar como si fueran una escribanía del jefe comunal) y en algunos casos contando con la anuencia de algunos y algunas opositoras del Frente de Todos -que terminan convalidando, vaya a saber por qué o a cambio de qué-, y los votos respaldan a Jorge Macri, ya no hay engaño en la campaña. El electorado sabe el historial que vota. En el mejor de los casos, el engaño funcionó en el 2011. Luego, y ante cada elección, el intendente logró imponerse con absoluta claridad. En barrios donde las excepciones parecen alertar, molestar y perjudicar la residencialidad, Jorge Macri se impone con absoluta tranquilidad. Por qué sucede esto, difícil definirlo. Cierto es que, aún con el festival de excepciones con el cual se despachó y despacha el intendente, la mayoría de la población termina votándolo.

Queda claro que un importante sector de la comunidad pareciera importarle poco y nada si subyace ilegalidad o corrupción detrás de una medida como resultaría, en este caso, y al decir de Macri, las corruptas excepciones.

Cuando la bronca, la colonización de la subjetividad, los algoritmos y falsos relatos mediáticos ingresan a los hogares (sucede en todo el mundo) imponer la ética ciudadana, la verdad y honestidad intelectual resulta tarea compleja. No imposible. Más aun cuando la voluntad popular podría modificar estas conductas. Es cuestión de animarse y organizarse.

Algo de esto pareciera estar sucediendo en Vicente López. Las marchas vecinales, y la puesta de carteles rechazado las torres en barrios residenciales donde Juntos por el Cambio gana cómodamente las elecciones, revelan el malestar. Cierto es que también hay una buena porción de la población que, dentro de su fatiga intelectual, no se atreve a interpelar, cuestionar a sus gobernantes. Y no faltan aquellos que argumentan, siempre en esta fatiga intelectual, que todos los políticos son iguales. Demás está decir que no todos son iguales, sin embargo, el simplismo el no querer apostar a leer un poco más allá de lo que ofrecen los titulares, logra consolidar aquello que se cuestiona.

El talón de Aquiles de Enrique García fueron, en gran medida, las “corruptas excepciones”. El tiempo dirá si Jorge Macri es condenado a pagar el mismo precio.

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