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En nombre de la libertad destruyen a la clase media, la  producción y el trabajo

  • Foto del escritor: Editorial Tobel
    Editorial Tobel
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Entidades como UIA, Fundación Pensar y Encuentro, respectivamente, al igual que empresarios PyMes, gremios y Centros de Estudios coinciden, en general, con el diagnósiico: el modelo ideológico del gobierno privilegia a ricos, a grandes grupos económicos.

 

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A poco de que el gobierno de los hermanos Milei cumpla dos años de regentear los destinos del país, queda en claro que el modelo ideológico tiene a la clase media, a la producción nacional y al trabajo como principales "víctimas". Así lo entienden  (lo padecen) sectores industriales, por caso UIA, Industriales Pymes Argentinos, Federación Agraria, gremios y no pocos espacios políticos y usinas del pensamiento nacional. En este último segmento se ubican, por caso, la Fundación Pensar que preside María Eugenia Vidal y la Fundación Encuentro que tiene a Sergio Massa como principal referente. Es decir, sectores que comulgan y abrevan de distintas fuentes políticas, sin embargo, tienen un punto en común: el modelo del gobierno, así como está, daña y perjudica a más del 70% de la población.


"Me gustaría escuchar al ministro de Economía, y les soy muy honesto, hablar un poco de la industrialización del país. Me parece que es lo que le falta a la Argentina para generar puestos de empleo”, manifestó el presidente de la UIA, Martín Rappallini. Lo dijo en el marco de una jornada organizada por la entidad que preside y que contó con la presencia de 1.400 asistentes y a la cual no sólo asistió Caputo sino también el ministro del Interior, Diego Santilli.


Desde otro plano, José Luis Volando, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), dijo que “la política en general no mira a las economías regionales. Sí en los discursos, en los carteles. Pero en las decisiones concretas, no”. Y agregó que esa indiferencia está haciendo estragos: el dólar pisado para contener la inflación, combinado con la apertura importadora, deja a muchos productores laburando a pérdida.


Es evidente que el mayor daño, impacto, recae en la clase media, en el asalariado, el profesional, en quien produce, investiga y educa, entre otros. Con sólo considerar que el promedio salarial de más del 60% de los trabajadores registrados (10.096.000 personas) en el país no logra salarios por arriba de la Canasta Básica ($1.200.000), lo que impacta negativamente en el consumo (caída del 5% en consumo masivo), certifica el malestar de estos sectores de la población.


El consumo en autoservicios de todo el país no se recupera y sigue cayendo contra el año 2024, que fue el peor en muchas décadas. Según la consultora Scanntech, en octubre se reportó una caída interanual del 2,3 por ciento. Si se mira el intermensual, hubo un crecimiento de 12,5 por ciento en octubre, respecto del mes anterior, con un ticket promedio de $8.948, de acuerdo con un relevamiento privado.


La cantidad de empleadores y trabajadores registrados en la provincia de Buenos Aires cayó de manera sostenida entre noviembre de 2023 y agosto de 2025, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaborado a partir de datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. “Del análisis se desprende un marcado retroceso en los indicadores clave del empleo formal, con caídas significativas tanto en la cantidad de empleadores como en el volumen de puestos de trabajo registrados”, según CEPA.

 

En el período, marcado por los primeros 21 meses de la gestión nacional de Javier Milei, la provincia perdió 4.660 empleadores (-2,8%), pasando de 167.669 a 163.576, y más de 90 mil puestos de trabajo formales (90.069 casos, -2,8%), al pasar de 3.233.720 en noviembre de 2023 a 3.143.651 en agosto de 2025, lo que refleja un deterioro simultáneo del tejido empresarial y del empleo registrado.


La Industria manufacturera encabezó la caída en términos absolutos, con 788 empleadores menos, seguida por la Construcción, el Comercio y los servicios de Transporte y Almacenamiento.


Más de 16.800 Pymes y 16.000 comercios barriales debieron cerrar sus puertas como consecuencia del modelo libertario. En tanto, 253.000 personas quedaron sin empleo. Además, la apertura indiscriminada de importaciones -el mundo controla y cierra su puerta a modo de cuidar industria y trabajo local- actúa como acelerador del industricidio nacional.


Fundación Pensar: el segundo semestre marcó un punto de inflexión. “Algo ocurrió a mitad de año”, señala el informe. Desde entonces, la prudencia dio paso a un estado de alerta que se refleja en cada compra. El 63% de los consultados admitió haber dejado de consumir productos o actividades habituales en el último mes. El reemplazo por segundas marcas se volvió una constante, especialmente entre quienes se identifican como clase media baja o clase baja alta.


El estudio muestra además que el 55% de los argentinos cree que la clase media se está reduciendo. Sólo dos de cada diez ven crecimiento y otras dos estabilidades. A su vez, dos tercios de la población se ubican en el segmento más bajo de este estrato social, analizaron desde la Fundación Pensar que preside María Eugenio Vidal.


El análisis realizado por la mencionada Fundación Pensar describe a una clase media que, aunque conserva su capacidad de resiliencia, enfrenta una “erosión sostenida de su poder adquisitivo y de su confianza en el futuro”. Más de la mitad de los argentinos (55%) cree que la clase media se está achicando, y 6 de cada 10 afirman que su trabajo solo les permite “subsistir, pero no progresar”. Aun así, el trabajo, la educación y la estabilidad familiar continúan siendo los pilares que sostienen su identidad, más allá de los ingresos y las condiciones materiales.


El modelo que lleva adelante Milei con el acompañamiento del PRO y la UCR y de no pocas manos provenientes de gobiernos provinciales, entre ellos peronistas, ubica al país en una Argentina para que la disfruten los ricos, los beneficiarios del sistema: bancos, financieras, agroexportadores y empresas extractivistas. Al igual que en el resto de Latinoamérica, el proyecto es destruir la clase media, la producción y desarrollo nacional. Todo esto se hace escudado en una supuesta libertad (¿?) que nunca les alcanzará a las mayorías, tal cual la historia lo demuestra.


Mientras esto sucede, empresas como Mercado Libre reciben, por parte del gobierno, 67 millones de dólares en concepto de promoción por “industria del conocimiento”. Paralelamente, debido a salarios bajos, la baja de consumo e importaciones indiscriminadas, empresas como Granja Tres Arroyos despiden personal y pagan salarios en cuotas. Otras industrias directamente cierran, tal el caso de La Suipachense. En la vida más “terrenal”, local para ser precisos, restaurantes de sumo prestigio regional registran caídas de entre un 15 y 25% de comensales.


Los sectores más empobrecidos por el sistema no salen de ese lugar. Si no fuera por planes y programas sociales y la contención de algunos municipios y de estructuras partidarias tal vez estaría sucediendo lo del 2001: piquetes y cacerolas la lucha es una sola. La tan mentada movilidad social ascendente al igual que el "derrame", bajo gobiernos de derecha, nunca le llegan. Datos nacionales e internacionales afirman que los mayores crecimientos de clase media se dieron bajo gobiernos populares.


Seguramente, la falta esperanzadora de un proyecto político superador a la falsa libertad, cuestiones de odio, brutalidad y fatiga cultural, impiden, por ahora, que se repita algo similar a aquella fecha. Sin embargo, algo se está gestando lentamente. Se siente en el latir social y en las entrañas del sistema productivo y laboral. El tiempo dirá cómo desemboca: si en tragedia y desorden social, o en criterioso cauce electoral a partir de la conformación de un nuevo Contrato Social Democrático que atraviese a todos los sectores socio-económicos.


 
 
 

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