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Cierre de Pymes, despidos y trabajadores (60%) que no llegan al día 20

  • Foto del escritor: Editorial Tobel
    Editorial Tobel
  • hace 22 horas
  • 3 Min. de lectura

Si bien hubo un leve repunte sostenido por el sector financiero, la capacidad industrial instalada continúa en baja.


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La situación económica, social e institucional del país presenta un preocupante cuadro como nunca antes se vivió en democracia. La capacidad industrial instalada no logra romper el techo del 56%. En tanto, se conoció que el Índice de Producción Industrial (IPI) elaborado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) registró en octubre una caída del 5,3% en la comparación interanual. Con este resultado, la actividad industrial dejó de acumular crecimiento en los primeros diez meses del año respecto al mismo período de 2024 y se ubicó en terreno neutro (0,0%).


Mientras esto sucede, el Indec reveló que la actividad económica creció 5% en septiembre comparado contra el mismo mes del 2024, escaló 0,5% respecto al mes de agosto y despejó los fantasmas de la recesión. El crecimiento se basó, fundamentalmente, en pilares financieros y bancarios. También en sectores agroexportadores -pesca- y extractivistas.


Contrariando el falso relato del gobierno nacional, durante 2024 y el primer trimestre de 2025, en la Argentina abrieron 79.787 empresas y cerraron 97.110, lo que dejó un saldo negativo de 17.323 firmas, según datos de la Secretaría de Trabajo. Esa rotación derivó en una caída neta de 17.949 empleos registrados, aunque las cifras no contemplan pérdidas adicionales dentro de compañías que siguieron operando.


Producto del modelo ideológico del gobierno, montado entre otras cuestiones, en desregulación de la economía, apertura indiscriminada de importaciones, aumentos contantes en materia de tarifas de servicios y en combustibles, y salarios por debajo de lo que marca la Canasta Básica, el país se encuentra en un escenario con daños concretos sobre el sector productivo nacional y, sobre todo, afectando al mundo del trabajo, a la clase media.


En este contexto, la crisis industrial se profundiza en todo el país: nuevos despidos, cierre de fábricas y un freno casi total en la contratación de personal. En los últimos días, la autopartista Dana cerró su planta en San Luis y echó a 50 empleados sin preaviso, la firma Essen desvinculó a 30 trabajadores en Venado Tuerto y la empresa de cerámicas Loimar decidió cerrar definitivamente su fábrica en Tandil.


Por otro lado, la empresa familiar Essen despidió a 30 trabajadores en su planta de Venado Tuerto. La fábrica de ollas y sartenes incorporó este año proveedores estratégicos en China para productos y, aunque todo parecía estar en orden, en octubre hubo 30 despidos, 20 eran trabajadores efectivos de Essen y 10 eran contratados.


La lista de cierres y despidos de trabajadores a lo largo y ancho del país es interminable. Detrás de semejante cuadro están las manos de un gobierno que no incluye en agenda la producción nacional, al desarrollo productivo, la educación, el trabajo de calidad y una justa distribución de la riqueza. El promedio salarial de los trabajadores registrados está muy por debajo de la Canasta Básca: $1.200.000.- Más caótica es la situación de jubilados y pensionados: el 60% cobra mensos de $500.000 mensuales.


La disparada de morosidad de millones de familias a la hora de pagar tarjetas de crédito y la mayor cantidad de cheques rechazados tal cual registra el Banco Central, son muestra elocuente del deterioro económico. La gente no puede pagar consumos, debe refinanciarlo a tasas muy por arriba del 100%. Simultaneamente, comercios y no pocas empresas anticipan que pagarán aguinaldos y salarios en cuotas.


Los beneficiarios, ganadores del modelo libertario, hay que buscarlos en el mundo financiero, bancario, de servicios, agroexportadores y en la industrial extractivista.

 
 
 
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