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Gordos de la CGT entregaron el acto, Macri el país


Detrás del escenario

Conociendo las historias y grandes lucha planteadas por el movimiento obrero organizado durante los últimos 60 años, conociendo la gran capacidad movilizadora, conociendo que un acto organizado por ellos resultaría prácticamente imposible que fuera copado, mucho menos por cuatro gatos locos, cuesta creer las escaramuzas de ayer fue el producto de la espontaneidad. No pocos sospechan que hubo una suerte de zona liberada; así lo revelaron fuentes sindicales a este medio. Camioneros que era la encargad de la seguridad (el dirigente Pablo Moyano viene realizando no pocas críticas a su pares), terminó dejando todo en manos de panaderos. No por casualidad, la CTA y otras organizaciones sindicales y políticas evitaron subir al palco. ¿Sabían, presumían, olfateaban qué podía pasar?, todos interrogantes que Hugo Yansky y Pablo Miccelli supieron sortear al momento de ser consultado por la prensa.

En medio de estas cuestiones y como dato relevantes fue que la bronca popular se manifiesto a raíz de la medidas implementadas por el macrismo: marcado índice de desempleo, cierre de comercios, caída de la actividad industrial, apertura indiscriminada de importaciones, desmantelamiento de programas sociales, resquebrajamiento institucional, cooptación judicial y muchos etcéteras más.

Desde el macrismo daban por descontado que el acto sería una mera puesta en escena para contener la bronca y malestar. Estaban convencidos -así se lo habría vendido el ministro Jorge Triaca al presidente días antes de la movilización- que no se tiraría una fecha de paro u otras acciones políticas o planes de luchas concretas para frenar la embestida macrista. Las exigencias de un amplio sector de la población, al igual que empresarios PyMes y comerciantes que viven en carne propia la recesión y que ayer adhirieron a la marcha, esperaban una postura más contundente por parte de los Gordos de la CGT.

Queda claro que los “triunviros” Acuña, Daer, al igual que Schmit, no tienen la misma mirada política de que lo que está sucediendo en el país, y cómo enfrentarlo. Tampoco tienen la fuerza que ostentaba Hugo Moyano cuando le tocó conducir la CGT. Algunos especulan que son más funcionales al gobierno, que a los intereses que representan. Con un sindicalismo que está siendo socavado en muchas de sus bases por el liberal Partido Obrero y sindicalistas atendiendo “su” juego personal, cuesta imaginar por dónde se canalizará la bronca popular.


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