Por Dios, que Milei no cumpla con lo prometido
Entre las contradicciones, la falta de conducción política y el copamiento de "la casta", sumado al modelo ideológico que impulsa, llevaría a millones de personas a un mayor deterioro social
Por: Tano Armaleo.- La llegada de cada nuevo presidente despierta, como es natural, el lógico entusiasmo. Especialmente en cada uno y una de los que votaron por la fórmula ganadora. La de Javier Milei-Victoria Villarruel no es la excepción. Sin embargo, tanto por la personalidad del electo presidente, marcadamente intolerante y autoritario como se he visto a lo largo de estos años, al igual que las propuestas presentadas en su plataforma electoral y en cada acto y aparición televisiva, no es sencillo subirse al caballo del “por Dios, que le vaya bien”.
Es cierto que cuesta evaluar un gobierno -resultaría imprudente- hacerlo sin antes verlo caminar. Sin embargo, el modelo político que el propio candidato viene vociferando a los cuatro vientos despierta no pocos interrogantes y marcada incertidumbre. Sobre todo cuando, a menos de 10 días del legítimo triunfo electoral, las contradicciones y el desdecirse comienzan a ser marca registrada del electo presidente.
Así como nombra futuros ministros y funcionarios mientras negocia con Macri y Bullrich y el ex gobernador Schiaretti, y paralelamente le da de baja a otros y otras funcionarias, y “la casta” política más abyecta que supo conocer el país le copa la parada (el gobierno) a Milei, el votante leal de La Libertad Avanza mira azorado estas contradicciones.
No son las únicas. Prometió, de manera irresponsable y dando muestra clara de no saber cómo se maneja la política exterior de un Estado, romper relaciones comerciales con China y Brasil. Además del agresivo mensaje al Papa. Luego del triunfo, tuvo que recoger el guante. Recibió Diana Mondino, quien hasta la fecha sería la futura canciller, al embajador chino en Argentina. También debió buscar, vía Daniel Scioli embajador en Brasil, un diálogo con funcionario de aquel pail a quien le extendió una invitación para el presidente Lula con el objeto de presenciar el acto de asunción de Javier Milei.
Siempre dentro de estas contradicciones y mientras no logra mitigar la interna que tiene con su vicepresidenta por el reparto de ministerios, quien actuaría de Ministro de Economía, el macrista y ex ministro Luis “Toto” Caputo, dejó de lado la dolarización y cierre del Banco Central. Milei insiste que “eso no se negocia”. Lo mismo dijo en referencia a la casta: la tiene toda adentro y controlando sus pasos.
Sin ánimo de ser reiterativo, la población, lo haya o no votado, comienza a observar como un presidente contradictorio y débil, producto del modelo que pregona, neoliberalismo extremista, además de haber fracasado en el mundo, implicará un paso ruinoso para el país. Para el ciudadano de a pie.
Para quienes no suscriben al modelo ideológico de Milei, es natural que así, el país no va a funcionar para las grandes mayorías.. Cierto, la actual situación no es de lo más alentadora. Sin embargo, sí el actual modelo populista -como gusta definirlo a modo de descalificación la derecha-, resulta beneficioso.
Si el modelo que la ultraderecha pretende llevar adelante finalmente se consuma, difícilmente las expectativas electorales sean satisfechas. El panorama se verá, objetivamente hablando, peor. La apertura indiscriminada de importaciones que lleva al cierre de PyMes, por ende al despido de trabajadores, y su correlato que es la baja de consumo; la eliminación de la obra pública por parte del Estado; entrega de recursos estratégicos nacionales a manos privadas, YPF, por caso; desfinanciamiento educativo y de programas nacionales, por ejemplo, de salud, otra vez impulsará despidos y menos solidaridad, al igual que dejar liberados todos los precios a las leyes “del mercado” (cuatro vivos) y lo mismo el ordenamiento salarial al evitar las paritarias y el regreso de la especulación financiera y nuevos endeudamientos como anticipó quien sería el futuro Ministro de Economía, no augura nada bueno. La lista de daños que podría infligir el modelo ideológico podría continuar.
Lo hará impartiendo en daños institucionales sobre logros indiscutibles: soberanía de Malvinas, Derechos Humanos, y educación y salud gratuita.
Que los mercados todo lo regulan y ordenan, al igual que la teoría del derrame termina beneficiando al ciudadano de a pie, ha demostrado que no es una receta exitosa en el mundo. Sin presencia estatal, ordenadora de inequidades y de pujas de intereses, casi imposible que el modelo no vaya a fallar. Esto sería como pretender fabricar vino sin uvas, con productos químicos. En Italia, la mafia lo hizo: la cantidad de muertes fue por decenas de cientos.
Seguramente, Javier Milei ha de tener buenas intenciones académicas. Buenas intenciones que no salen de los laboratorios porque dichas fórmulas no se pueden aplicar en la calle.
Si las contradicciones, la falta de preparación y conocimiento de lo que implica una mirada estratégica de país sobresalen en el electo presidente, que no logra explicar más allá de un par de posturas económicas, no menos preocupante es el copamiento de “la casta” en su equipo de gobierno. Del mismo modo, el conflicto que reina con sus socios políticos, Macri, Bullrich y la propia Villarruel quien no oculta sus ambiciones presidenciales y de poder desmedido. Una clara muestra fue el abrazo público con fuerzas de seguridad.
Es evidente que, por la personalidad y pasos dados por Javier Milei, la falta de conducción política podría jugarle en contra: de él y del país. Salvo que su hermana, Karina, que actúa como “el jefe”, además de ser medium cuando Javier se conecta con su perro, ordene el frente interno, lo que viene no es auspicioso.
Por lo tanto, si finalmente el modelo que pretende llevar adelante Milei se impone, millones de argentinos la pasarán mal, del mismo modo que hoy vive más de 40% de la poblacion inmersa en la pobreza. Además, habrá un retroceso en materia de calidad institucional; se vio durante el macrismo. Historia conocida en estos confines del mundo.
No obstante el próximo gobierno tiene años que auguran prosperidad y crecimiento económico. El gobierno que se va deja al país con bajo nivel de endeudamiento, baja desocupación, capacidad industrial instalada del 76%, una matriz energentica que permitirá ahorrar más de 7 mil millones de dólares en importaciones de combustible, y una cosecha que promete recuperar lo perdido por la sequía.
Dios quiera o el rabino que guía a Milei conviertan al hombre que en días más ocupará la presidencia, en un ser sensible, en un presidente con autoridad institucional y respetuoso de todas las opiniones. Que se saque de encima a "la casta" que tanto daño causó al país y que aplique un modelo racional y viable con fuerte cuño social y productivo local. Cierto, es pedir un milagro. Tal vez similar al logrado por el peronismo, el campo nacional y popular, que unidos y bastantes organizados obtuvieron el 45% de los votos.
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