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Milei perdió el control de la agenda política y el poder institucional se corrió de Casa Rosada

  • Foto del escritor: Editorial Tobel
    Editorial Tobel
  • hace 21 horas
  • 3 Min. de lectura

Tras el fallo de la Corte, el peronismo recuperó la centralidad política. La “casta judicial-mediática” se envalentona y busca disciplinar.

Con una realidad económica que no logra levantar vuelo, un Ministro de Economía que no sabe más que seguir tomando deuda para tapar deudas que él mismo contrajo, con datos del INDEC que dan cuenta de una fuerte caída del consumo, y del cierre de más de 11.000 Pymes y despidos que se suman por doquier, junto a salarios y haberes jubilatorios corriendo detrás de la inflación y un fallo amañado que confirmó la pena contra Cristina Fernández, el gobierno de Milei perdió la agenda política. Y, lo más grave, el poder institucional se mudó de la Casa Rosada.


Fue el propio senador Luis Juez quien, al igual que Patricia Bullrich pasó por todos los gobiernos hasta recalar con La Libertad Avanza, dijo “tocaron a Cristina y despertaron al peronismo, lo unieron, no es joda”. Lo dijo por la masiva reacción popular que ganó la calle en respaldo a la actual presidenta del Partido Justicialista. Además, el fallo generó que toda la dirigencia peronista que por distintos motivos estaba distanciada o armando alquimias por su cuenta, hoy se amalgame, se funda en un mismo sello. Así fue como Juan Grabois, Sergio Massa y Guillermo Moreno cerraron filas en el PJ nacional. No están dispuestos a tolerar que la justicia y grupos mediáticos definan por millones de seres. En la misma sintonía se ubica el movimiento obrero y los gobernadores.

Tocaron a una peronista, en este caso a Cristina, y la reacción no se hizo esperar. La reacción era de manual.


Algunos se atreven a especular que el fallo, en realidad, fue una jugada de ajedrez pergeñada entre cortesanos y la “familia judicial” y el denominado círculo rojo donde Mauricio Macri tiene sus acciones en estos estamentos de poder real. El formal se lo dejan al Milei.


Es evidente que en este juego de poderes, el presidente perdió. El fallo era una instancia que Casa Rosada intentaba esquivar. Intuía, y sabía por algunos datos que le arrimaron los pocos servicios de inteligencia que le responden, que el peronismo podría salir fortalecido. La realidad parecería darle la razón.


Si algo es evidente es que el gobierno perdió la agenda política, logró unir lo que estaba con no pocas grietas. Y, sobre todo, la casta judicial y mediática, junto a un puñado de empresarios de gran poder económico, el poder real, le está marcando la cancha a un presidente que se cree amo y señor.


La Argentina, entre la fenomenal crisis y alto nivel de endeudamiento, y tras el fallo, no será la misma. Pocos analistas se atreven a dibujar algún escenario realista. Menos todavía cuando, como dijo Juez, despertaron al peronismo. Tal vez, abría que repasar la historia para comenzar a descifrar el futuro inmediato, el 2027. El peronismo, el hecho maldito del país burgués, se repuso del golpe del 55. De los asesinatos -bombardeo por parte de la FFAA- en plaza de Mayo. Del ultraje al cadáver de Eva Perón. De los 18 años de exilio de Perón. Del golpe a Isabel Perón. A los 30.000 desaparecidos. Y fue, también, el que sacó al país de la crisis del gobierno del radical Fernando de la Rúa. Obvio, también carga con no pocas contradicciones. Sin embargo, al igual que aquel radicalismo de Yrigoyen, Ilia y Alfonsín, cada uno con su impronta, siempre tuvo el peronismo en claro qué cuidar, para quién gobernar: para el interés nacional.

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