La falta de internas es otro reflejo de la colonización a la que hemos llegado
- Editorial Tobel
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Clausurar el debate, por culto a la personalidad, porque no es el momento, porque podría debilitarnos, es esencialmente contrario a la idea de democracia popular establecida en nuestras dos primeras verdades.

Columna de opinión
Por: Antonio Carabio*
Cuando en el “Oso Rojo” el personaje de Quinteros, recién salido de la cárcel y sin una moneda, le pide al cheto “un cien” y éste lo desprecia, el despreciado, aplicando el más despiadado ejercicio del poder, lo roba.
Después veremos si esto es igual o peor de malo que los Panamá Papers.
Como dice José "Pepe" Armaleo, el poder no se declama, se ejerce. Nadie podría pensar que el patrón compartirá su capital con los desposeídos de él, sus trabajadores.
Tampoco en política los que tienen el poder lo entregarán en la futilidad (para ellos) de una elección interna que ponga en cuestión la forma de su ejercicio, sus objetivos, sus visiones de futuro.
El Peronismo establece en sus dos primeras Verdades:
1. La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.
2. El peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular y, por lo tanto, no peronista.
Habrá que preguntarse entonces cuáles son los formatos, los métodos de consulta que posee el Movimiento en esta etapa, para reconocer la voluntad popular.
Alguna duda: ninguna. Por lo menos en mi amplio o pequeño ámbito.
Por el contrario, nos hemos convertido en portavoces, amplificadores, difusores, “promotores” de las bajadas de línea que percibimos por algún medio de comunicación (incluye redes informáticas), sin ninguna posibilidad de debate. ¿O hay debate y no me enteré?.
Se podría decir que hay mejores formas de consulta de la voluntad e interés del pueblo que las elecciones internas. ¿Quién podría estar en desacuerdo?.
Sin embargo, no se advierte una forma actual de ejercicio de este tipo de comunicación.
¡Vamos! …. Estamos infestados. Con la peor de las infecciones, la que nos hace defender los intereses oligárquicos, los intereses del poder.
“¿A quién le interesa una elección interna?” “¿A qué peronista le interesa ver a los dirigentes enfrentados?”. Son expresiones claras de la colonización a la que hemos llegado.
Sólo establecer a quién favorece la ausencia de debate, a quién favorece la sumisión al resultado de una oscura negociación de superestructura, demuestra la existencia de un sometimiento silencioso a los intereses contrarios a los del pueblo.
“¿A quién le interesa una interna?”. Con su respuesta: “a nadie”, aparece la victoria del poder, que habilitaría rápidamente la (nunca manifestada pero frecuentemente ejercitada) verdad Nº21: “salir urgentemente en auxilio de los vencedores” (Remember Scioli).
“¿A qué peronista le interesa ver a los dirigentes enfrentados?”, con su actual respuesta: “a nadie”, nos reconocemos ahí. Sí, nos reconocemos.
Los que NO están en el poder volvieron a perder, pero defienden con esfuerzo su derrota con los argumentos del vencedor. Tal vez con cristiana resignación terminemos diciendo “es lo que nos toca”.
Duele a los de abajo que por orden de la jerarquía votamos a Scioli, Fernández y Massa (aunque este último ganó una interna siendo candidato del poder) y hoy votaremos los nombres cuestionados o, peor, desconocidos, producto de una negociación en la superestructura del poder.
No es ninguna novedad que antes perdimos porque prefirieron un payaso a nosotros. Un payaso que nos llamó “casta” y a quien, ahora, nos empeñamos con ahínco en darle la razón.
Tal vez sea cierto, los compañeros Cristina y Axel, son los más representativos. Puede ser, casi seguro, pero hay que legitimarlos. Aún con pequeños opositores que, como Grabois, puedan expresar una opinión o una corriente distinta de pensamiento y de acción.
Clausurar el debate, por culto a la personalidad, porque no es el momento, porque podría debilitarnos o por cualquier otra excusa rotativa, impidiendo la manifestación de cualquiera de nosotros, es esencialmente contraria a la idea de democracia popular establecida en nuestras dos primeras Verdades.
Aunque al principio o al final terminemos por coincidir con cualquiera de nuestros dirigentes que manejan la birome, la censura impuesta y colonizadamente asumida, es el huevo de la serpiente que nos separará definitivamente de nuestra condición de Movimiento Nacional y Popular.
Por tal razón, estando en cuestión la posibilidad de ausencia de elecciones internas, humildemente expreso mi opinión a favor de la celebración de ELECCIÓN (CERRADA A LOS AFILIADOS O ABIERTAS A LA COMUNIDAD, si fuera esta última mejor) de LOS CANDIDATOS A OCUPAR NUESTRAS OFERTAS ELECTORALES.
*Antonio Carabio, abogado e integrante del Centro de Estudios Arturo Sampay
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