La crisis en Zona Norte: “entre comer o comprar medicamentos, no tengo opción, como, total me voy a morir”
- Editorial Tobel
- hace 2 días
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El testimonio de una jubilada que recibe haberes por arriba de la mínima revela la gravedad de la crisis.

Muchas veces cuesta dimensionar la crisis que padece el ciudadano de a pie, el que produce, trabaja, educa y cura. Detrás de las estadísticas, de los datos duros que arroja el INDEC o los provenientes del sector privado, hay personas, empresas, comercios barriales que son víctimas de un modelo político -el de Milei y sus socios del PRO y la UCR- que los deja a la deriva. Sin protección social en algunos casos y cero apoyo o estímulo para el desarrollo productivo nacional.
La crisis impacta en bolsillos y en la producción y economías regionales. Y en los mostradores del comercio barrial. El mayor ajuste infligido por el gobierno recayó en jubilados y en la denominada clase media. También se da la particularidad de que aquellos que tienen empleos registrados, cerca del 60% de la población económicamente activa, percibe ingresos por debajo de la Canasta Básica, $1.200.000.
Más dramática es la situación de jubilados y pensionados, el 60% recibe ingresos por debajo de los $380.000. Son más de 4 millones de personas que no comen como debieran. Tampoco viven como se merecen luego de años de trabajo.
“Mira, entre comer o comprar medicamentos, no tengo opción, como, total me voy a morir”, describía con suma impotencia y bronca y ojos cargados de lagrimas, Graciela, exempleada municipal de Vicente López ante Lo Nuestro. Muy a pesar de tener ingresos cercanos a $1.200.000 -tenía una categoría alta por años de trabajo-, al igual que el resto de sus pares, no llega a fin de mes. Entre gastos fijos, mantener un pequeño departamento en Olivos, pagos de servicios, comer, la compra de medicamentos y atención médica, el fin de mes llega mucho antes. Es la realidad de millones de personas que tienen ingresos similares o por debajo.
El drama es tan fuerte que dos farmacias ubicadas en distintos puntos de la Zona Norte -La Lucila y en la residencial Victoria, respectivamente-, referían ante Lo Nuestro que “se cayó la venta de medicamentos”. “Es muy simple, la gente no llega a fin de mes, aun los que ganan un palo no les alcanza”, confiaba un veterano farmacéutico de La Lucila.
Otro síntoma de la crisis se refleja en Centros de Jubilados. Raúl, al frente de uno en Olivos, confió que “tenemos jubilados que comen una sola vez al día, así de clarito, te digo más, muchos que van a Puerto Libre porque no es caro almorzar, menos de 7 mil pesos, repetían el plato para llevárselo en un tupper, eso se cortó”.
“Qué querés que te diga, esto está muy pero muy planchado”, comentaba Sergio quien desde hace más de 45 años tiene un reconocido comercio de fotografía en Tigre Centro. Y agregaba: “pasé por muchas crisis parecidas, pero ésta, no sé si me agarra más cansado o en realidad es la más fuerte, no sé cómo seguirá esto, estoy muy preocupado”.
La crisis también se ve reflejada en comercios y supermercados. El nivel de consumo está por debajo al 2023. En tanto, la capacidad industrial instalada no supera el 55%, asegura la UIA en coincidencia con el INDEC.
De acuerdo con cifras elaboradas por el Instituto Argentino de Finanzas (IARAF), desde 2023 a hoy los salarios públicos perdieron 14 por ciento, los jubilados de la mínima perdieron un 5 y los sueldos privados formales se mantuvieron estables. Esto, explica el periodista Leandro Renou, en Página12, es central para explicar la crisis: el 80 por ciento de la pirámide del consumo hogareño está en las clases medias y bajas, y es allí donde más pegó la caída de ingresos. La consultora Scentia confirmó en su última medición que en los 19 meses de Milei, sólo en dos el consumo quedó en cero, en el resto hubo caídas. Un récord. Otro récord, según cifras de la UIA y la Cámara de la Construcción, los dos sectores están al menos 10 puntos por abajo de los niveles de producción del 2023. Es decir, el modelo Milei bombardeó los pilares del PBI y lo que llega a la gente como sensación de mejora: el consumo, la industria y la construcción.
Mientras esto sucede, en lo que lleva el gobierno de Milei y sus socios del PRO y la UCR, 16.300 Pymes debieron cerrar sus puertas. Cifra similar, aporta CAME, registra el comercio barrial.
Pese al manifiesto deterioro social, institucional y económico, el gobierno persiste en el modelo especulativo: devolución en dólar, más deuda para pagar deudas recientemente contraídas, tarifazos, aumentos en góndolas y salarios y haberes jubilatorios corriendo detrás de la inflación.
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