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Hitler, Mussolini y Milei, y una oposición mayoritariamente adormecida

Mientras millones de personas ven cómo sus bolsillos enflaquecen, los tarifazos no perdonan, empresas y comercios cierran y los despidos se acumulan, la agresividad presidencial no deja de ser preocupante en tanto y en cuanto remite a épocas nefastas.



Por: Tano Armaleo.- Nadie traiciona su propia historia. Esta suerte de principio rector que permite comprender conductas, tal vez sirva para entender, más allá de la compleja ideología anarco capitalista que profesan los "Hermanos Macana”, en particular  la psiquis del presidente Milei. Un presidente que invoca a la fuerza del cielo, conversa con sus perros de los cuales recibe mensajes, y recurre a Mussolini y a Hitler a la hora de marcar agenda política y avanzar con un modelo ideológico que está destruyendo la tranquilidad, vida y bolsillos de millones de personas, empresas y comercios. Los beneficiarios del modelo imperante son, apenas, un par de millones de personas. Empresas extractivistas, el sector financiero y de servicios, por caso energéticas y financieras, son las que se friegan las manos mientras acumulan ganancias superlativas. Este sector es la verdadera casta.


Desde el llano se podría asegurar que estamos ante un presidente perverso. Disfruta y goza con la desgracia ajena, tal cual se ve con los masivos despidos llevados adelante en la órbita estatal. Se ufana y entusiasma con los despidos. También goza y disfruta cuando maltrata a la oposición. Los tilda de corruptos, coimeros, fracasados, soretes. Además, se sube al podio para “mear a gobernadores” que cuestionan el DNU al igual que la Ley Base, ómnibus. Es tan fuerte, tan grosero, tan intolerante, tan agresivo que cuesta entender que todas estas definiciones y expresiones surjan de la boca de quien dice ser presidente de la nación. Y ahí está toda, toda la oposición impávida, sin capacidad de reacción. No se le cae una idea más allá de las críticas. No redoblan la apuesta, salvo un setor del sindicalismo. No avanza (opositores), por ejemplo, con juicios contra el primer mandatario y mucho menos con leyes que reivindiquen más Estado con mayor eficiencia -solidario e inclusivo- y que también proliferen más empresas que tenga rentabilidad no a expensa de salarios de pobreza.


Mientras el modelo fundamentalista avanza y el presidente Milei actúa como aquellos títeres manipulados por grandes factores de poder que lo dejan lucirse con su verba mientras ellos acumulan ganancias extraordinarias al mismo ritmo que la gente, la población, la industria y el comercio se van desmoronado. Juega y mete goles, el resto, la oposición, no encuentra dónde pararse en la cancha. Cierto, apenas lleva 100 días de gobierno. Sin embargo, el silencio opositor contribuye a la desorientación social.


Javier Milei es lo que la memoria fue cargando desde su nacimiento. Fue un niño maltratado, despreciado y abusado por la falta de afecto de su progenitor. Un profesional con limitados recursos académicos, como se observa en cada una de sus apariciones. Un presidente que parece repetir aquello que recibió de pequeño: maltrato y destrato. Así atiende a quienes no piensan igual que él y su “Jefe”, Karina Milei.Tal vez por esta razón no comprenda la importancia del respeto y tolerancia a la hora de construir más ciudadanía y una mejor democracia, particpativa e inclsiva.


De algún modo, se podría decir que Milei habla como Mussolini y actúa como Hitler. “Il Ducce” se cansaba de decir, “mejor un día de león que una vida de cabra”. El primer mandatario suele repetir aquella frase. En tanto, su marcado sesgo de agresión e intolerancia, y denunciar, escrachar y marcar a opositores que no votan a favor del DNU o la Ley ómnibus, remite cuando el “Führer”, el nefasto Hitler, alentaba ir en busca de judíos y gitanos. Los nazis marcaban con una cruz las casas de judíos y gitanos. En la actualidad, son las redes sociales por donde se alientan las denuncias, escraches y persecuciones sobre quienes no comulgan con el gobierno de La Libertad Avanza. Milei justifica su intolerante locura, que le permite hacer y deshacer a su antojo con el daño institucional y social que esto implica, en el porcentaje que obtuvo en las elecciones. Y, cuando esto es objetado recurre a que su mandato está tutelado por “la fuerza del cielo”.


“Ante Dios y el mundo, el más fuerte tiene el derecho de hacer prevalecer su voluntad", decía Hitler mientras asesinaba a millones de seres en las cámaras de gas. En el país, también en nombre de Dios, asesianron a 30 mil personas.


Más allá que el presente tiene pliegues complicados y negativos, tal cual revelan indicadores oficiales y privados, resulta interesante ver cómo la comunidad, el ciudadano de a pie, lentamente va agrupándose, participando para cambiar la realidad. En Asambleas, en Unidades Básica, en Cómites radicales, en locales partidarios y Centros culturales, día a día se va observando cómo la gente se arrima para aportar y ser escuchada. El desafío será de la dirigencia en comprender y entender cómo canalizar estas inquietudes. Que la bronca no se quede sólo en un grito en el cielo. seguramente, la dirigencia deberá dejar el lugar de confort, el atríl de opinador, para dar cabida a las aciones concretas.



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