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De Yrigoyen a Perón y de Cristina a la Corte Suprema, la historia se repite

Es el populismo que inquieta


Mucho es lo que se ha escrito, relatado, comentado; distorsionado y tergiversado por las usinas que desceren de todo movimiento popular, en torno al retorno de Juan Domingo Perón tras 18 años de exilio luego de ser perseguido y proscripto. Perseguido y proscripto, vale recordar, tanto por dictaduras cívico-militar como por gobiernos democráticos. Sin embargo, aquel 17 de noviembre de 1972, cuando Perón regresa a la patria y millones de personas se movilizan para recibir al líder que cambio para bien la historia del país, quedó ratificado que el camino de la unidad del campo nacional y popular tendría continuidad y proyección histórica.


Esos millones de personas que fueron a Ezeiza a recibir al líder, atravesando ríos, campos inundados y la presión –y represión- del gobierno militar del dictador Lanusse, marcaron que el camino emprendido un 17 de octubre de 1945 había calado hondo en el sentimiento popular. Si el radical Hipólito Yrigoyen intentó tender una alianza con los sectores medios postergados y terminó eyectado del gobierno por uniformados, lo que produjo Perón fue más fuerte: dignificar a un sector mayoritario del pueblo, los y las trabajadores. Esto nunca le fue perdonado por la tradicional oligarquía que manejaba los hilos del poder. Perón le ganó la pulseada. Puso a la clase trabajador en el escenario nacional. Los empoderó. Siguen activos y movilizados.


Por esos, aquel 17 de noviembre de 1972 millones fueron a recibir al líder. Era un “aluvión zoológico”, movilizados por instinto de supervivencia frente a un enemigo que venía acechando y corriendo al populismo que no hacía más que reclamar por sus derechos. Y, como marca la sabia naturaleza, no se movilizaron sólo. Millones de almas, con sus manos entrelazadas y sus corazones abierto, dieron el presente en Ezeiza. Sabían que Perón nos los defraudaría.


El movimiento nacional y popular estaba vigente. Lo continúo estando a lo largo de la historia. Esto es lo que les dolía y les duele a las denominada oligarquías, a los factores del poder real que consideran que toda organización social y popular atenta contra sus intereses. Son los que creen que los mercados todo lo resuelven.


Así como Perón fue perseguido, proscripto y también fue objeto de miles de operaciones de prensa con falsos relatos, por esas cosas nada extrañas, Néstor y ahora Cristina Kirchner también padecieron (padecen) la misma situación. No es una cuestión de apellidos. No.


Molesta el populismo, aquel que se organiza y proyecta para no dejarse avasallar frente a una derecha reaccionaria que nada quiere saber a la hora de garantizar derechos y dignidad. Mucho menos considerar un país son soberanía y desarrollo tecnológico o educación y salud pública para la población, junto a una industria nacional fuerte que compita de igual a igual con las grandes multinacionales.


Así como a Perón le inventaron que se robó todo el oro del Banco Central, sí, todo el oro del Banco Central, y tantas otras atrocidades más, no menos agresivos has sido con los Kirchner.


Como si fuera un calco de aquellos viejos relatos montados por las oligarquías y sectores mediáticos, al gobierno de los Kirchner se los acusó de robarse un PBI. Para sostener el falso relato, un fiscal de la nación, Guillermo Marijuan. se puso el casco y salió a remover campos con una topadora -literal- en la Patagonia en busca del mentado PBI. Siempre en tren de montar falsos relatos, con la clara intencionalidad de defenestrar al populismo, también hubo jueces –y medios de comunicación- que “compraron” el escrito de supuestos cuadernos donde se detallaban el pago de coimas. Luego se supo que todo era un falso relato. Sin embargo, el Poder Judicial, en el afán de denostar al populismo, en este caso encarnado en la vicepresidenta, insiste con el juicio.


Así como Perón fue perseguido y denostado, no menos traumático fue lo que sucedió con el presidente Yrigoyen: Se lo acusó de choro, de corrupto, al punto que estuvo detenido en la Isla Martín García. Ese radicalismo, para el modelo político que la derecha nacional pretendía, chocaba contra los intereses sectoriales de una elite.


En estos momentos, es el turno de acusar y perseguir al “kirchnerismo”. En realidad, continúan persiguiendo a todo intento de organización popular que levante las banderas del populismo. No quieren perder privilegios, ni ceder mercados. Todo lo quieren; y lo quieren para pocos. Es el modelo neoliberal. Si no les alcanza con los votos, recurren al Poder Judicial. La batalla es muy despareja. Lo peor que puede sucederle al populismo sería bajar las banderas, ceder convicciones con el objeto de conformar al electorado o no insistir con sus verdades. El camino que propone la derecha desestabilizadora, al igual que en todo el mundo, es el de la virulencia, el de la agresión constante. Lo dicen, no lo ocultan.


Frente a este panorama, recurrir la historia, a los caminos recorridos parece ser la impronta que hoy guía al Frente de Todos. Tal vez, algo de esto pueda escucharse hoy en el acto que Cristina tendrá en La Plata.


Por otra parte, para los que gustan de nutrirse de una buena crónica sobre el retorno de Perón aconsejamos el siguiente linck:LUCHE Y VUELVE UNA CONSIGNA HECHA REALIDAD

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