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Cosas raras pasaron el Club Tigre Juniors

La cuarentena no fue tal en la histórica institución

Foto: Plan de obras y refacciones en el Tigre Juniors

“En silencio y soledad, durante la cuarentena, en el Club Tigre Juniors pasaron muchas cosas”, cofia el duende mágico que supo hacer de las suyas por la histórica institución enclavada en pleno centro de Tigre, Cazón 646. Con 114 años de historia- parió un 25 de Marzo de 1906-, hablar de Tigre Junior podría llevar horas y horas donde personajes imborrables y memorables hicieron camino al andar. Sin embargo, este no es el caso. Hoy, con una pandemia que acecha y una inevitable cuarentena que todo limita, nuestro querido Tigre Juniors optó por hacer lo que mejor hace: obras y acciones para socios. Es decir, la comunidad tigrense. De ella se nutre mayoritariamente. Con sólo pensar que el club alberga a más de 20 actividades, lo que lleva a que diariamente más de 350 personas se encuentren practicando alguna disciplina, comiendo en el coqueto restaurante, o bien disfrutando de larga charlas de amigos y amigas, villar incluido, que hoy aislamiento social de por medio, estas “nimiedades” terminan siendo grandes baluartes de nuestra entrañable cotidianidad.

A pesar que el club por razones obvias debió cerrar sus puertas, la Comisión Directiva, encabezada por el periodista Marcelo Díaz, se las ingenió para hacer de las suyas: obras, refacciones y mejoras en general

De acuerdo a lo recabado, se realizó la remodelación integral de la cancha de baby fútbol con trabajos de picado y revoque de paredes, lavado con hidrolavadora en su totalidad, “incluso el techo parabólico, y pintado de colores blanco, verde y amarillo, incluyendo ambos arcos de color blanco”, detalla Díaz.

Otro sector donde recayó la inversión fue en el SUM con trabajos de picado de paredes en el sector inferior, revoque y pintado en general. Por otra parte, se efectuó la recolocación de 150 baldosas sueltas en el patio externo, y pintado de verde noche en la fachada externa del club sobre calle Marabotto.

“Toda la mano de obra estuvo a cargo de una sola persona, Segundo Ríos, efectivo de nuestra institución; y a todo esto, debemos recordar la remodelación integral en febrero pasado de la cancha de Paddle”, explica el presidente. “Ahora resta y anhelamos que todo este mal momento que venimos atravesando concluya lo más pronto posible para darles bienvenida a socios y usuarios tigrenses”, se ilusiona Marcelo Díaz.

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