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En medio de la severa crisis mundial, los estatales son “privilegiados”

Trabajadores municipales transitan entre el COVID y la ecuanimidad

Foto archivo: Alessandrini (ATE) y Vìctor Pirilllo del Sindicato de Tranajadores Municipales de Vte. López

Por: Tano Armaleo.-Ya no quedan dudas de que el mundo atraviesa una compleja crisis, sanitaria y económica. En cuanto a la primera, la sanitaria sin que esto implique que es un compartimiento aparte, queda claramente demostrado que si no fuera por la activa presencia Estatal muchos países estarían sufriendo más aún. Y en cuanto a lo económico, también es evidente que es el Estado quien está realizando el mayor esfuerzo. Argentina no es la excepción. Sin un Estado activo, solidario e inclusivo otra sería la realidad. Mientras el desempleo amenaza al mundo, los trabajadores estatales logran un “privilegio” extraordinario. Llegar a fin de mes, cobrar en tiempo y forma -a pesar de que hay salarios pauperizados en muchos casos-, y sobre todo y lo más relevante, no convivir con el temor a perder el trabajo. Esto, de por si y en medio de semejante escenario mundial que augura una reactivación que podría llevar cerca de un año, o más, hace que el trabajo estatal tenga el rango de privilegio.

No habrá que perder de vista que la mayoría de los gremios, una vez más, ponen el hombro: acuerdan reducir salarios a cambio de evitar despidos. Seguramente, la discusión que esto dispara es si no habrá llegado el momento de aplicar la Constitución en toda su dimensión: que los trabajadores participen en las ganancias de las empresas. Si el capital socializa en la crisis, habrá arribado la hora de socializar también cuando llegue el tiempo de arranque de la economía. Es el planteo de no pocos dirigentes gremiales. Tal el caso de Pablo Moyano, Carlos Palazzo y Hugo Yansky.

Sin embargo, esta caracterización ciertamente no implica renunciar a la lucha por más derechos y calidad laboral. Sobre esta senda pareciera transitar el sindicalismo de los trabajadores municipales en la Región Norte. Sin perder de vista el cuidado de la salud de aquellos que se encuentran en el centro de la atención sanitaria, bregan por preservar la fuente laboral de cientos y cientos de contratados, garantizar que profesionales, por caso docentes, no vean mermado sus ingresos como en realidad ha sucedido (menos horas catedras) , y continuar con la contención sobre trabajadores que menos ingresos perciben. Obviamente, la mejora salarial siempre está sobre la mesa. Sólo que ahora, con cajas municipales enflaquecidas, ciertas exigencias estarían siendo postergadas para otro momento.

Dentro de la saga descripta se ubica el Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López. En la misma brecha se ubica el gremio de ATE que conduce Fabián “Moncho” Alessandrini. Según dejaron trascender fuentes municipales, se han reunido con la dirigencia del Sindicato encontrando en las dos oportunidades “firmeza y dureza en los reclamos”. Sin embargo, en el gobierno municipal rescatan la “comprensión de los dirigentes (gremiales) en el difícil momento por el que todos atravesamos”.

Consultado al respecto el Secretario General del STMVL, Victorio Pirillo, detalló que plantearon que “el municipio realice hisopados al personal municipal esencial”. Además, recordó que todavía “no se pagó la primera cuota de $5.000” de la asignación estímulo que dispuso el Dec. 315/2020, del gobierno nacional. También aseguró que continuarán manteniendo reuniones con las autoridades municipales.

A diferencia de otros sectores de la economía, los municipales no han visto perder masa laboral. En cuanto a la baja salarial que pretendían algunos intendentes, por caso Diego Valenzuela (Tres de Febrero), en la región no se logró materializar. La rápida acción sindical impidió la avanzada de Valenzuela, lo que terminó por convencer a los intendentes de no comprar un conflicto innecesario.

"Este nuevo orden mundial, con esta orientación -señala Pirillo- va a hacer que grandes mayorías mueran de hambre. Allí es adonde quieren llevarnos a todos. La política tradicional punteril y de prebenda, no va más. El resultado está a la vista: cada vez más pobres, cada vez más barrios carenciados con personas hacinadas y frustradas".

Y concluyó recordando que "en los años ´70 la verdadera guerra era económica. El país pasó de una deuda de U$S 7.000 millones a una de más de U$S 40.000 millones. Hipotecaron al país. Por eso en la actualidad es importante que los argentinos no nos dejemos llevar por operaciones que tienen como metodología inducir la confrontación, para esconder el verdadero meollo del problema".

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