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El "periodismo de guerra" no cesa

Ahora atacaron la figura del ex ministro Ramón Carrillo. Disputan poder disciplinando a los gobiernos. Defienden intereses sectoriales con la anuencia de un público que gusta consumir falsos relatos

De nada sirven las explicaciones, gestos, actitudes y actividades en conjunto para desterrar de la supuesta batalla y guerra entre Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kilillo, los dos principales titulares capitalinos (Clarín y La Nación) y radios y periodistas macristas. Nada les sirve. Aún cuando el secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires ,Sergio Berni, hoy, en pleno reportaje con Jorge LaPlata planteaba, desde la sensatez más absoluta, que “la pandemia no distingue entre CABA y conurbano”, por lo tanto no podemos hacer de esto una disputa y ver quién tienen más contagios, o testea más cuando de verdad, priva el trabajo en conjunto y las acciones descentralizadas.

Postura similar vertía, ayer, el ministro de salud de CABA Fernán Quirós. Además de echar por tierra la mentada pelea, guerra entre Larreta, Kicillof e intendentes, el profesional coincidía, para sorpresa del periodista (Duggan) con los reclamos de los intendentes. “Tienen razón, el Decreto presidencial es muy estricto en cuanto quiénes pueden subir a un transporte público”, recordaba en referencia que sólo están autorizados aquellos trabajadores y trabajadoras que realicen tareas esenciales. Y agregaba: tenemos, todos, que ser más estricto en el cumplimiento. Dicho esto en relación a la gente que toma transporte público –gran fuente de contagio determinan los especialistas- desde el conurbano para dirigirse a la CABA o a la inversa.

Aquel “periodismo de guerra” ,del cual hablara en su momento el fallecido periodista Julio Blanck -Clarín- a modo de justificar las atrocidades y mentiras vertidas con el objeto de desestabilizar al gobierno de Cristina Kirchner, aún persiste. En realidad nunca se fue. Cambiar de voceros, de mercenarios que a base de mentira pretenden instalar verdades. Sobran lo ejemplo.

Ahora es la guerra entre Larreta y Kicillof. Necesitan marcar la cancha, disciplinar. También lo hacen con el tema del pago a bonistas. Montan un relato utilizado a sus voceros, por caso, al ex Ministro de Economía Alfonso Prat Gay que sin sonrojarse asegura que, además de que “la negociación con los bonistas no es la adecuada”, “el gobierno no tiene plan, nos lleva un callejón sin salid, peor que la pandemia”. Y no oculta que levanten la cuarentena en todo el país; es el reclamo de grandes industriales, por caso Techint.

Son los grupos mediáticos, con un poder encubierto y disfrazados de periodismo libre e independiente, quienes ponen a sus voceros a defender intereses sectoriales. No buscan la verdad informativa. Defienden negocios personales, sólo que lo ocultan. Saben que hay un amplio sector de la población que poco y nada le interesa saber de verdades.

Tanto ocultan que, así como el grupo donde Magnetto o bien Techint que acaban de dividir utilidades por más de 300 millones de dólares, solicitaron que el gobierno nacional les pagara el 50% de los sueldos a sus empleados. Cabe mencionar que Clarín bajo salario, mientras Techint despidió a más de 1400 empleados. Tampoco mencionan que el Banco Central acaba revelar como un puñado de grupos económicos y personas fugaron, durante los últimos cuatro años, 86.000 mil millones de dólares.

Ejercen y disputan poder con cuanto gobierno ose aplicar planes y modelos que le hagan perder privilegios. Sí hasta el propio Alberto Fernández acaba de caer en las garras de estos “buenos muchachos”: el Estado se hace cargo del 50% de los salarios de estos grupos al igual que lo practicado con cientos de miles de empresas, Pymes y comercios. Sin embargo, y luego de medios como Página 12, y El Destape denunciaran la maniobra, el gobierno estaría por sacarles semejante beneficios. El argumento para quitarles el beneficio radicaría en que tienen dinero fugado en paraísos fiscales.

El “periodismo de guerra” no cesa. Tanto que hoy, estos “guerreros de la pluma” se despacharon con el falso relato de que el ex ministro de Salud de Juan Domingo Perón, el prestigioso académico y médico, Ramón Carrillo simpatizaba con el nazismo. La burda maniobra que rápidamente fue desmentida por sectores de la comunidad judía, local e internacional, tenía como objeto impedir que el gobierno pusiera en billetes de $5.000 la imagen del sanitarista. En realidad, a estos individuos les da lo mismo cualquier personaje de la historia. Lo único que buscan es reafirmar que ellos son el poder. ! Vaya si lo supo el presidente Raúl Alfonsín! Bastaría traer al ruedo las palabras de José Ignacio López, vocero del ex presidente, cuando molesto de tantas infundadas críticas el radical decide ir a las oficinas del diario. En aquella oportunidad, López dijo que el dueño de Clarín le bajó el pulgar solicitándole la renuncia a Alfonsín. Tanto lo esmerilaron que al poco tiempo terminó renunciando.

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