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Dos maestros del Taekwondo festejaron los primeros 30 años de lucha


Vicente López

El Taekwondo es mucho más que una tradicional disciplina deportiva. Incursiona por lo cultural, lo social, hasta llegar a las fibras más íntimas de las personas. Detrás de dicha actividad subyace un fuerte clima de solidaridad y compañerismo, de amistad. Esta sería una breve pincelada para comprender el sentimiento que inspiro al “Torneo 30 aniversario de lucha”, promovido Aníbal Johnston (7 Dan) director de la Escuela de TKD “Sasil Do” de Vicente López y Vicente Romanin (6 Dan) de la Escuela “Ki Sung” de Tigre. El “Torneo 30 aniversario” que tuvo su carácter competitivo, por cierto, se desarrolló el pasado 28 de octubre en el Colegio Esteban Echeverría de Munro. Aníbal Johnston, como anfitrión señaló que “éste, nuestro torneo 30, es muy fuerte, ya que hace 30 años que venimos trabajando con esta idea”. Por su parte, Vicente Romanin resumió “que tantos años juntos son la muestra acabada de que el TKD hace de la lealtad, la ética deportiva y de la amistad, un culto”.

Si bien cada uno tiene su escuela de Taekwondo, la amalgama con la que se nutren le da a cada encuentro deportivo, un valor que va más allá de las tradicionales competencias. “Competimos al igual que muchos otros deportes, TKD incluido”, detalla Aníbal Johnston, para agregar con una sonrisa que “cuando terminamos viene la otra competencia, el tercer tiempo podríamos decir, el más buscado; es el momento en que compartimos un lunch y las charlas propias que se disparan luego de haber participado”. Por su parte, Vicente Romanin no pierde de vista mencionar el “espíritu familiar” que tienen ambas escuelas, “que venga la familia acompañando a sus hijos -muchos de ellos grandes-, o que también participen de la organización, es la mejor síntesis de que vamos por un buen camino”. Dentro de un mundo donde lo único que parece pesar son los éxitos individuales, el mensaje de ambos profesores resulta alentador.

La escuela de Aníbal Johnston, como la de Vicente Romanin, cuentan con un prestigio nacional ganado sobre la base de la coherencia y ética deportiva y obviamente, por los muy buenos logros deportivos obtenidos al competir en otras arenas.

El “Torneo 30” fue la clara muestra de que se puede ser deportista de alto rendimiento, sin que esto signifique renegar de valores esenciales que hacen a la vida misma. Un espíritu que también fue contagiado a los jueces y árbitros. Ver a muchas familias, a chicos de escasos años, jóvenes y adultos, compartir bajo las normas internacionales que fija el ITF -International Federatin of Taekwondo-, es comprobar que se puede competir sin ser llevados por la locura y el falso exitismo; y mucho menos por la presión de familiares desaforados que ven al deporte como una salida exclusivamente laboral.

Johnston y Romanin parecen ir por otro carril. Los cientos de alumnos que participan en ambas escuelas, al igual que la gran cantidad de deportistas que se inscribieron en el “Torneo 30”, “son el broche a la lealtad y confraternidad que fuimos constryendo”, tal cual describiera Romanin al finalizar el encuentro. Consultado Aníbal sobre el futuro dijo: “pretendemos seguir creciendo y haciendo lo mejor que podamos para hacer un TKD más completo para todos y no sólo para una élite de atletas”.


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