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Macri y su ataque a la clase media


"Se habían acostumbrado" a vivir dignamente

Diversos indicadores, privados y estatales, dan cuenta de la recesión en que se encuentra el país a partir de la llegada de Mauricio Macri al gobierno. Esto ha llevado a elevar los índices de desocupación, de inflación, y de pobreza, tal cual marcan, tanto el INDEC macrista, como aquellas universidades abocadas a la investigación y el seguimiento de la situación nacional (por caso UNMET, San Martín y UCA y sectores de la UBA). Así como la economía no ha crecido a lo largo del 2016 - 2015 se creció un 1,5-, y tampoco parece hacerlo hasta la fecha, lo mismo sucede cuando se conocen datos provenientes de sectores industriales y comerciales. En este "perverso juego" en el cual el gobierno ha sometido a la patria gracias al voto, hay claros ganadores (los ricos de siempre) y perdedores, especialmente aquellos que se "habían acostumbrado a vivir bien", los trabajadores.

La indiscriminada y planificada apertura económica ha dejado fuera de escena a cientos de estas unidades productivas que movilizan y emplean la mayor cantidad del sector laboral, más del 75%. El 2015 cerró con un 6,6% de desocupación, hoy, el INDEC da valores cercanos al 9%. Cifras que para ciertos dirigentes no pasan de ser eso, simple cifras. Empero, del otro lado hay millones de personas que padecen la incertidumbre que depara la actual política nacional. ¡Sí hasta los índices que miden el nivel de angustia nacional, han crecido!.

Un dato aportado por CAME da cuenta que, en todo el país han cerrado más de 4.000 comercios. Un panorama similar padecen las PyMes. No por casualidad, APYME - Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios; Asociación PYME; CEEN - Central de entidades empresarias nacionales; CGERA - Confederación General Empresaria de la República Argentina, al igual que Movimiento de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino, por caso, se han plegado al paro nacional, solo que bajo la denominación de “Persianazo”. “Una respuesta en unidad de las cámaras empresariales Pymes, que nucleamos la voz de todo el país y representamos los más diversos rubros económicos”, expresaba Marcelo Fernández de CGRA.

Al decir de estos sectores, los tan anunciados brotes verdes no florecieron. Solo en el distrito de La Matanza cerraron 50 PyMes vinculadas a la industria del calzado. Los ejemplos de cierre de PyMes y comercios barriales llenan las hojas de los despachos oficiales; solos que no trasciende a la luz.

Queda clara que la matriz económica elegida por el macrismo esta direccionada al gran sector industrial, a los poderosos, a los ricos, a los que fugan y evaden llevándose sus ganancias a paraísos fiscales. Son el sector de la economía que despide sin miramientos y sensibilidad.

Las PyMes, los comercios, son la cara opuesta. Mientras este sector de la producción y el trabajo se deterioran, las grandes corporaciones se consolidan de la mano del gobierno. Hace unos días el gobierno anunciaba un acuerdo con el sector automotriz: llegara a producir 1 millón de automóviles al año; en la “década pérdida” se estuvo cerca de esos valores. También anticipaba un acuerdo comercial con Colombia, siempre dentro de este rubro. Comprarían cerca de 450 millones de dólares en vehículos. Datos alentadores, por cierto, que se anuncian mientras el resto de la economía no despega, no sale de la recesión.

Es indudable que el presidente eligió apostar a las grandes corporaciones internacionales, al sector agroexportador, que no es lo mismo que el campo en toda su dimensión, y sobre todo, bajar salarios, planchar el consumo interno y abrir las importaciones de productos que atentan contra la producción nacional y las economías regionales. No por casualidad el Valle de Río Negro, por mencionar tan sólo un caso, se encuentra atravesando una compleja situación. Empresas insignias de aquella economía regional como Expofrut y Moño Azul, cierran plantas.

No es ningún secreto que el conocido modelo adoptado por Mauricio Macri genera millones de excluidos, y condena a amplios sectores de la población a vivir sobre el límite del hundimiento. “Si lo hace de manera consiente es grave, si no fuera así, que no busca ese efecto, es peor aún”, señalaba la dirigente Marcela Durrieu, concejal del FR, al momento de ser consultada por la situación actual.

Si el trabajador informal, aquel que hacia changas gracias a una economía que apostaba al consumo interno hoy se encuentra regresando a los comedores barriales ya que no tiene trabajo, tal cual describe el dirigente Daniel Arroyo (FR), no es menos cierto que la denominada clase media se encuentra acorralada. Ya no solo por el temor de perder el trabajo o cerrar su comercio barrial. Tarifazos, inflación, cuotas de colegios, de prepagas, manutención del automóvil, cortar salidas familiares, y demás yerbas, tienen en vilo a la clase media. Si la economía informal, al igual que la precarización laboral es repudiable, siempre, no menos cierto es lo que les está sucediendo a los “formales” cuando deben someterse a la justicia laboral: pierden por goleada. Es lo que les sucedió a los despedidos ATANOR, tal cual reflejáramos desde Lo Nuestro al momento de hablar con los trabajadores luego que la empresa cerrara la planta de Munro.

Es evidente que los sectores medios del país se encuentran en franco retroceso. Sea porque perdieron el trabajo, o bien por haber tenido “la desgracia” de pretender vivir teniendo aire acondicionado, automóvil, un buen celular, algunas vacaciones, comer en restaurantes, o bien arreglar la casa.


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