Solución para trabajadores: proponen participación en las ganancias de las empresas
Frente a salarios pauperizados surge la propuesta de mejorar, sustancialmente, los mismos aplicando un principio básico de la Constitucional nacional.
El nivel de desempleo ronda el 6%, cifra que se asemeja a los valores registrados hace aproximadamente 12/15 años atrás. Con sólo pensar que en 2019 la desocupación trepaba al 11% y tras dos años de pandemia, gravoso endeudamiento con el FMI, guerra Rusia-Ucrania y una gran sequía como hacía más de 80 años no ocurría, lo que implicó dejar al país sin ingresos por 22 millones de dólares, no es complejo comprender el alto valor positivo que significa para una economía tener un bajo nivel de desempleo. Una realidad que se da en un contexto de salarios pauperizados y empresas (grandes y pequeñas) que acumulan saldos positivos.
Sin embargo, el punto nodal que el gobierno no logró resolver es la distribución de la riqueza. Una manera de conseguirlo, no la única por cierto, es que el trabajador perciba salarios dignos. Aquel que le permita satisfacer todas sus necesidades y soñar con un futuro de prosperidad y confort. Así de simple.
Si el salario debiera ser un claro ejemplo de igualador social que permita la tan mentada movilidad social ascendente, esto, desde hace varios años, no está sucediendo.
Se podrá decir, desde una mirada política ortodoxa, que el déficit y desequilibrio fiscal, al igual que la emisión monetaria, esmerilan salarios y generan inflación. Aún si esto solo fuera cierto, cosa que no es así estrictamente ya que la inflación, como dicen organismos y economistas internacionales y la realidad, es un fenómeno multicausal, cómo se explica que el mundo de la producción registre ganancias.
En realidad, detrás de la inflación subyace una fuerte puja distributiva. El que tiene no quiere ceder ganancias. Es la lógica con la que funciona el capitalismo. Puedo seguir acumulando rentabilidad produciendo lo mismo sin necesidad de incorporar más turnos en las fábricas o produciendo a mayor escala. Total, amparado en la inflación -que es cierta, obviamente- aumento el producto con valores más allá de los que surgen de una natural estructura de costos: aumento por las dudas. En este juego perverso del mundo empresarial, el que siempre pierde es el ciudadano de a pie, el trabajador.
En estos años se han creado más de 270.000 puestos de trabajo. Sólo el sector Mipymes crearon 140.000 puestos de trabajo en el primer trimestre de 2023. Existen cerca de 1.700.000 Mipymes registradas en el Registro Pyme. Al respecto, la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo destacó la relevancia para el desarrollo de la economía argentina de las pequeñas y medianas empresas ya que representan el 99,4% del total de empresas del país y emplean al 64% de los asalariados registrados. Lo propio sucede con empresas de mayor volumen empresarial.
Más empresa, más trabajo, mejores salarios, sería una ecuación razonable, la que todos anhelan. Esto no sucede. Los salarios quedan relegados ante el avance de empresarios que poco y nada quieren mejorar salarios.
El salario mínimo, como está fijado por mecanismos o decisiones de los gobiernos -por caso, paritarias en Argentina-, ha conseguido mantener su poder adquisitivo en el conjunto de la OCDE desde finales de 2020.
Entre diciembre de ese año y mayo de 2023 se constató una progresión del 2 % en el salario mínimo real, con una horquilla de variación relativamente amplia que va desde el bajón del 14 % en Estados Unidos, del 5 % en Australia, del 2 % en España, a incrementos del 5 % en Colombia o Portugal, del 10 % en Alemania o hasta del 44 % en México.
En cambio, en la Argentina el salario mínimo medido en dólares cayó a cerca de u$s330 (según dólar oficial) y con la inflación superando el 100% el poder de compra descendió. Si se toma el dólar ilegal -algo menos de $750 por dólar- el país tiene el peor ingreso de la región.
Entre diciembre de 2019 y el primer trimestre de 2023, las cargas salariales se incrementaron un 15,58 %, mientras los beneficios de las compañías dieron un salto del 21,04 %.
No es el caso analizar las ganancias superlativas que viene registrando la mayoría, sí, la mayoría de las empresas que operan en el país. Ni que hablar del mundo financiero y de servicios, por caso las Tecnos o las de comunicaciones.
El Grupo Mirgor, la empresa argentina de fabricación tecnológica, presentó los balances trimestrales del primer período del año. Específicamente, la compañía reportó ventas por $111.683 millones, lo que representa un incremento del 13,7% frente a los $98.190 millones del primer trimestre de 2022, considerando las cifras en moneda homogénea.
La mayor ganancia comparativa interanual de los balances correspondió a Sociedad Comercial del Plata (SCP), un holding argentino diversificado, con intereses principalmente en los sectores de energía, transporte ferroviario, bienes raíces y turismo, que cerró su ejercicio anual con una rentabilidad acumulada de 6.471 millones de pesos, por encima de los 2.024 millones obtenidos en 2021. El patrimonio neto de SCP alcanzó los 71.685 millones de pesos y la capitalización bursátil se incrementó en 211 % superando indicadores como la inflación, el tipo de cambio y el índice Merval.
En plena escalada en los precios de los alimentos, con subas que se acercan a los dos dígitos, la firma Molinos Río de la Plata repartirá casi 8900 millones de dólares en dividendos entre sus socios.
Otra compañía que obtuvo una utilidad importante fue el banco HSBC -cuestionado a nivel mundial por manejos en lavado de dinero- que ganó 22.390,9 millones de pesos en comparación con los 8931,6 millones que informó en 2021.
Supermercados, Centros Comerciales y grandes cadenas de servicios, al igual que energéticas y extractivistas (mineras) son otros de los grandes actores que, afortunadamente, acumulan saldo superlativamente positivo. Tienen para distribuir, para mejorar salarios, pero no lo hacen.
Y cuando el Estado intenta regular y ordenar estas inequidades referidas a ingresos salariales, es víctima de las peores agresiones. Escuchar argumentos falaces como “son comunistas”, “la culpa de la inflación la tiene el gobierno”, “el mercado es el mejor ordenador”, “nos matan con impuestos” y muchos otros relatos son disparados por usinas mediáticas que responden a una misma terminal: un modelo político para pocos.
Mientras esta puja distributiva no termina por encausarse y el salario continúa relegado, empresas “comunistas” como Bridgestone acordó con el sector gremial, hace años lo viene practicando, distribuir ganancias. Así es como Bridgestone otorgó bonos de $1,2 millones a sus trabajadores, en abril 2023. "Es un derecho constitucional y una herramienta de distribución antiinflacionaria que promueve la inversión", afirmó el dirigente sindical Pedro Wasiejko, titular de la Federación de Trabajadores de la Energía, la Industria, Servicios y Afines (Fetia).
Por su parte, el Automovil Club Argentino a instancias de la dirigencia gremial, cada empleado, cada empleada se levanta a fin de año con 16 sueldos como parte de la participación en las ganacias.
Art. 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo".
Ante el actual escenario nacional signado por el calendario electoral y con dos modelos claramente antagónicos -el de la derecha populista autoritaria e intolerante (Milei-Bullrich) y el populismo racional y sensato (Massa)-, desde el Frente de Todos impulsan poner en marcha el artículo 14 Bis de la Constitución Nacional. Es decir, que “todos los y las trabajadoras tengan además de salarios dignos, participación en las ganancias de la empresa”.
Queda claro que motorizar y activar semejante derecho laboral requiere de una clara decisión política por parte del mundo del trabajo. Estas cuestiones no surgen desde un despacho. No. Son conquistas que se ganan, primero, dando la batalla cultural en cada fábrica, y también en el resto de los espacios educativos y culturales de la sociedad.
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