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Sebastián Galmarini emprende otro camino

Las paredes comienzan a recepcionar el malestar social producto de la crisis nacional. En San Isidro pican en punta.

Por: Tano Armaleo.- A 9 meses del gobierno de ultraderecha que tiene como mascarón de proa a Javier Milei, la crisis socio-económica, donde la “destrucción del Estado”, tal cual insiste el primer mandatario, está a la vista -pobreza 53%, indigencia 19%, desempleo 8%, cierre de 9800 industrias, tarifazos, canasta alimentaria inalcanzable y varios etc. más-, produjo que sectores opositores intuyan, perciban, por historia, que esto tiene salida. Que “hay otro camino”, como grafican desde el Frente Renovador que conduce el peronista Sergio Massa. En esta suerte de campaña, quienes picaron en punta son los sanisidrenses.

 

Al respecto, el peronista Sebastián Galmarini acaba de ganar las calles de su distrito, San Isidro, con pintadas donde se lee “Hay otro camino”. Días atrás, la misma leyenda cerraba con Sergio Massa. Un Sergio Massa que permanece alejado de la las redes y de los escenarios mediáticos, no así de la alquimia política y de reuniones con los más diversos sectores de la vida nacional. Tampoco descuida la interna de Unión por la Patria y mantener buena relación con Cristina Fernández y Máximo Kirchner, por caso.

 

Por lo pronto, Galmarini como conductor del espacio, entiende que “aquella pavada de la casta fue un invento de campaña para engañar a los argentinos”, y agregó que “detrás del marketing de pobreza cero, dolarización o quemar el Banco Central, esconden pobreza, indigencia y desempleo. El verso dura poco. No era campaña del miedo. Es la cruda realidad”.


Frente a este acuciante panorama, y ante un presidente que carga con una agenda intolerante, autoritaria y agresiva, enfrentando nuevamente a la comunidad en viejas teorías de amigo-enemigo llegando al punto de insultar a quien se opone de la misma manera, Galmarini sugiere “otro camino” contrario, ciertamente, al que propone el gobierno de Milei junto a sus socios del PRO (Bullrich), de la UCR (Luis Petri, Rodrigo de Loredo, Ernesto Sanz, por caso) y del peronismo (Osvaldo Jaldo, Daniel Scioli, Carlos “Camau” Espínola, Luis Barrionuevo, entre otros).

 

Si bien el peronista tigrense parece aguardar, al igual que otros dirigentes de UxP, en boxes a la espera de que el gobierno termine por mostrar toda su capacidad de daño, Sebastián Galmarini entiende que es el momento de comenzar a contener la bronca. Una bronca popular que se viene expresando a través de las grandes movilizaciones y que en días más promete ser otra nueva muestra (marcha en defensa de las universidades, 2 de octubre) de hastío popular. El quiebre fue la represión a la marcha de los jubilados donde golpizas y gases a diestra y siniestra fueron el sello de la intolerancia y autoritarismo institucional. El gobierno pasó un límite que la población parece no tolerar. Tanto que hasta el Papa se refirió al mismo.


Bajo este cuadro de situación, Galmarini pica en punta en su distrito cargando la bandera del FR. En el resto, a excepción de San Fernando, donde el intendente peronista Juan Andreotti, hombre de estrecha confianza de Massa, tiene una marcada impronta humanista claramente opuesta a la de “El Loco”, en el resto de los distritos la dirigencia del Frente Renovador, y en general del UxP, parece adormecida y a la espera que le bajen línea y órdenes de cómo proceder. Distinto es lo que sucede en San Martín y Tigre cuyos intendentes peronistas, Fernando Moreira y Julio Zamora respectivamente, hacen malabares para gobernar en medio de la crisis. No obstante se dan tiempo para fortalecer al espacio.

 

Como se observa, mientras el gobierno ha comenzado una considerable caída de credibilidad y sus votantes se sienten “defraudados”, según revelan no pocas encuestas, sectores opositores intentan reconstruir lazos esperanzadores con la población. Algunos  consideran que si la bronca social estalla, esto podría terminar peor que en el 2001. De ahí la importancia de ordenar y contener. Para arribar a este escenario, seguramente, deberán (las y los dirigentes) ordenar las internas, las ambiciones personales y sectoriales de aquellos que sólo ven su ombligo. También "dejar de lado la hipocresía y doble discurso" y, sobre todo, trabajar en una agenda de propuestas con ejes claros que abran una luz de esperanza ante tanta negatividad.

 

Conformar, en lo posible y tal cual sugieren algunos actores poíticos, un nuevo contrato social-democrático basado en principios básicos donde el sentimiento de soberanía y de patria al igual que recrear una economía con fuerte impronta productiva y distributiva, donde la educación y el cuidado del medio ambiente y el respeto a la diversidad sean parte de la agenda política, faciliten ampliar el horizonte electoral.

 

Por lo pronto, en Zona Norte han comenzado a asomar espacios que abrevan de esta idea del nuevo contrato social. En esta saga se ubica el Centro de Estudios “Arturo Sampay”, Causa San Isidro y un puñado de dirigentes del PJ, y como es el caso puntual de Galmarini sugiriendo otro camino. El tiempo determinará cómo será dicha traza y con quiénes la quiere transitar el Frente Renovador que lidera Massa.


Por lo pronto, la oposición reflejada en Unión por la Patria que es el tema de la presente nota, en distritos como San Isidro y Vicente López, no se sienten representada por una caracterización clara y taxativa que los ubique en dicho rol frente a los oficialismos municipales. No es frecuente, por no decir, nunca, ver que se les caiga ideas, proyectos y sueños esperanzadores; mucho menos estar en contacto con el vecino, con el ciudadano de a pie, el comerciante, el empresario Pyme. Cada sector y organización actúa como unidad independiente, y con sumo recelo. Algo muy típico de quien se sabe limitado o temeroso de perder logros sectoriales o privilegios personales. O tal vez están persuadidos de que al momento de cerrar una lista electoral, la lapicera termine por ubicarlos en alguna banca o escritorio.

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