Milei llegó al Bajo Boulogne y los vecinos se acuerdan de su madre
Tarifazos, robos e indigencia callejera tiene a maltraer a la comunidad
No es angustia, es un verdadero drama social lo que están viviendo vecinos del Bajo Boulogne. Facturas de luz (EDENOR) por montos siderales que rondan los 150 mil pesos, sumado a una descomposición social que día a día va aumentando al mismo ritmo que la crisis nacional sacude los bolsillos de la población, más una ola de robos que parece incrementarse, y drogas, y una preocupante cantidad de gente que duerme en las calles, hacen que “este Boullogne no sea el de antes”, asegura ante Lo Nuestro, Alfredo Algañaraz, vecino de toda la vida del barrio.
Los tarifazos son groseros e “imposibles de pagar”, explica Norma, quien asegura que sale de su casa a las 9 de la mañana para ir a trabajar al Carrefour del barrio, su marido hace lo propio; “nos llegó $97,000 de luz, están locos, estos se creen que una sale a robar la plata, te invitan a engancharte”, explica en referencia a colgarse de un poste de luz y así sortear el control.
El drama de Norma no es distinto al de Algañaraz y al del resto de los vecinos del Bajo Boulogne; y del país, para ser precisos. Algañaraz muestra una factura de luz por 145.870 pesos, cuando la anterior fue de $45.000. Montos similares le llegó al resto del vecindario, tal cual pudo comprobar Lo Nuestro.
Tarifazos no sólo en materia de luz. Lo propio sucede con servicios como AySa y Naturgy (gas). En el caso de Aysa, la comunidad de la Zona Nortes está pagando un promedio que ronda los 80.000 pesos. Cifras no muy distintas en materia de gas. Esto implica que una familia tipo, en estos momentos tiene que desembolsar, sólo por luz y gas, un promedio mensual de $160.000. La promesa del gobierno de Milei es que los tarifazos continuarán hasta fin de año, “una vez que las empresas logren la rentabilidad que les permita realizar inversiones de infraestructura”, explican desde el gobierno.
En cuanto al Bajo Boulogne, el drama no se ciñe tan sólo a cuestiones de tarifas, La ola de robos, entraderas a domicilios, robos de baterías de autos, bajo nivel de presencia de patrullas municipales, gente durmiendo en las calles a pesar de que el municipio ofrece los campos de deportes para que pasen la noche, los típicos transas vendiendo sus ravioles empolvados mientras algunos pibes ven diluir la vida sin que haya un Estado solidario y presente es parte de un Boulonge que, al decir de vecinos, ya no es “lo que supo ser”.
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