top of page

La “Tirabombas” y Milei pasaron el límite: violencia para tapar el 52% de pobreza

Lo que tan sólo se atreven regímenes fascistas y autoritarios, el gobierno arremete sin piedad contra indefensos jubilados. Paralelamente, la pobreza continúa escalando al mismo ritmo que la desocupación.

Foto: Mariano Fuchila


Una vez más, la ex Montonera de Barrio Norte “Tirabombas en jardines de Infantes”, la Ministra Patricia Bullrich, con el pleno respaldo del intolerante, autoritario y agresivo presidente Milei, arremetió contra un puñado de jubilados que se manifestaban pacíficamente frente al Congreso de la Nación. La brutal represión (miércoles) descargada sobre aquellos que todo dieron a lo largo de la vida y hoy nada recogen salvo palos y balas por parte del gobierno, es la segunda en una semana. El gobierno pasó el límite: con los niños y jubilado, NO.


Una represión que, además de intimidar y procurar disciplinar a quienes intentan cuestionar al gobierno, busca tapar la cruda realidad: la pobreza escaló al 52% y la indigencia al 18. Índices nunca vistos antes en la historia nacional.


En cuanto a la represión orquestada por fuerzas federales controladas por Bullrich, no pocos analistas intuyen que esto puede ser el comienzo de una nueva etapa donde la población comienza a expresar fastidio y agotamiento ante los falsos relatos de Milei, y padece en carne propia el ajuste, despidos, la imposibilidad de pagar facturas de servicios, mientras esto sucede, funcionarios y legisladores oficialistas, con anuencia de “opositores” radicales y del PRO y algunos que se autodenominan peronistas, se enriquecen y votan leyes que van a contramano de los intereses de la población.


Si bien es llamativo el silencio de la gran mayoría de la dirigencia política, al igual que de Movimientos Sociales (que hasta ayer nomás cortaban calles) a excepción de Juan Grabois y sindicales frente a tanta agresión por parte del gobierno, la represión del miércoles pareció actuar como punto límite. Una represión que promete continuar y potenciarse, en tanto y en cuanto la reacción de la población no encuentre un punto de quiebre.


De llegar a consumarse ese punto de quiebre donde la gente de a pie, la población se canse definitivamente del maltrato, de las agresiones oficiales y la crisis también los alcance en primera persona, el desenlace podría ser peor que el 2001. Si en aquella oportunidad existía un pueblo decidido a desplazar al gobierno del radical Fernando de la Rúa y había un horizonte esperanzador en términos políticos, la actualidad es muy distinta.


El gobierno de la ultraderecha se muestra dispuesto a todo y no teme, parece, cargarse con un muerto producto de la represión. La protección judicial y mediática, entienden en Casa Rosada, los habilita a avanzar sin dudar y tapar este tipo de situaciones. Sin embargo, y más allá de la modorra de la gran mayoría de la dirigencia opositora y de aquellos que se escudan detrás de Perón y Evita y de Néstor Kirchner o del sello de la CGT, o de Hipólito Yrigoyen y Raúl Alfonsín, lo cierto es que la población comienza a expresar fastidio.


No por casualidad, todas las encuestas están mostrando una considerable caída de la imagnen del gobierno. Tanto que medios de comunicación y periodistas que hasta ayer actuaban como verdaderos exegetas de Milei, han comenzado a despegarse del mismo.


Mientras esto sucede, el índice de pobreza aumentó al término del primer semestre del año al 52% de la población y la indigencia al 17,9% en el mismo período, de acuerdo con las estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA).

A fin del 2023, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el Índice de Pobreza alcanzaba al 41,7% de los habitantes, entre los cuales 11,9% eran indigentes, es decir, sus ingresos no alcanzaban para comprar la cantidad mínima de comida para la subsistencia. Durante el primer semestre del año la inflación alcanzó al 79,8%.


El problema, el drama de un posible estallido que al gobierno parece no preocuparle, es que, si esto finalmente sucede por imperio de la realidad, no hay quién o quiénes lo conduzcan a un escenario democrático. De ahí la importancia de la conformación de un nuevo contrato social democrático donde converjan las principales fuerzas democráticas, nacionales y populares.

Comments


250x300.gif
bottom of page