Cierre de escuela privada angustia, preocupa y moviliza
Se trata del histórico colegio Niño Jesús de Praga de Olivos que deja de funcionar el ciclo unicial y primaria. Martes 17 de octubre, a las 16, abrazo de toda la comunidad educativa al colegio
Luego de que directivos del tradicional e histórico colegio privado anunciara a padres y docentes el cierre de la institución en lo que respecta al segmento inicial y primario para el ciclo 2024, la angustia invadió rápidamente a la comunidad educativa: alumnos, padres y docentes.
Desde el establecimiento, ligado a la diócesis de San Isidro, se dio a conocer un comunicado, al cual tuvo acceso Lo Nuestro, que dice lo siguiente: "Queremos comunicarles que, a partir del ciclo lectivo 2024, el Nivel Inicial y la Escuela Primaria de nuestra Institución Niño Jesús de Praga -fundada en 1934- van a integrarse con el Instituto Jesús en el Huerto de los Olivos para desarrollar un proyecto educativo único, pensando en potenciar lo mejor de los proyectos y crecer juntos, algo que ya forma parte del camino que venimos recorriendo en comunidad".
El escrito lleva la firma del director general y representante legal, Alberto Scheinig, y a modo de justificar la medida argumentó que el colegio "viene afrontando momentos difíciles desde hace algunos años", y plantea que "la realidad y las dificultades económicas, tanto institucionales como del país, exigen tomar decisiones en pos de la educación de nuestros alumnos y la sustentabilidad del colegio".
Desde el Praga se ha sugerido como alternativa de continuidad educativa que los alumnos y alumnas migren hacia el colegio Jesús en el Huerto de los Olivos, a una cuadra de allí, también perteneciente a la órbita del Obispado de San Isidro.
"El cierre del nivel inicial y del nivel primario es ya una decisión tomada, según nos transmitieron, mientras que lo que ponen en duda es la apertura del primer año de secundaria para el ciclo lectivo 2024, con lo cual estarían apuntando a un cierre gradual del nivel secundario", aseguró a la prensa, Mariana Loubet, mamá de un alumno que termina este año la escuela primaria en el Praga y que, al igual que el resto, tenía la ilusión de comenzar la secundaria en el mismo establecimiento.
Frente a este panorama que angustia, inquieta y ocupa la atención de la comunidad educativa, el próximo martes 17 de octubre, a las 16, estarán realizando un abrazo simbólico frente al colegio. Y, dentro de la misma sintonía, el gremio de SADOP se declaró, como parte comprometida con la educación, en estado de alerta y movilización, por lo que se descarta que el martes estarán, codo a codo, junto a padres y alumnos, siendo mucho más que dos para defender un patrimonio indiscutible: la educación. Así lo anticipó a este medio el docente José Luis Casares de la entidad gremial.
Si bien es privada, y subsidiada por el Estado, el Praga tiene la particularidad de no tener aquella impronta comercial que tanto caracteriza al resto del andamiaje privado. Por lo menos hasta el momento.
Por todo lo que significa en materia de tradición educativa y por el valor arquitectónico y urbanístico que carga el edificio, voces de vecinos, concejales y agrupaciones vecinales, además de solicitar buscar alternativas que impidan el cierre, expresan temor por el simple hecho de que el edificio, ubicado en una zona privilegiada de Olivos, termine en un gran complejo habitacional. La intención de declarar al edificio como patrimonio cultural es una alternativa que analizan concejales a la hora de preservar al acervo cultural, tal cual lo deslizado por el concejal Lucas Boyanovsky.
Cuesta imaginar el cierre de una institución que ha acompañado, formado y educado a decenas y decenas de miles de vecinos y vecinas y que enfrentó crisis severas en materia económica y social como fueron los gobiernos dictatoriales y algunos democráticos más recientes en el tiempo, más aún cuando existe un Estado nacional que, además de subsidiar y acompañar el desarrollo de estos establecimientos religiosos -así fue a lo largo de la historia nacional argentina- no abandona la educación. Salvo aquellas sospechas vecinales, sintetizadas en que la venta del edificio pueda ser una alternativa, nadie quiere el cierre del colegio Niño Jesús de Praga de Olivos. Es en este punto cuando la presencia estatal cobra valor: rescatar al Praga.
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