Chetos y nazis, demasiado para ser tan jóvenes

Agredieron a Victoria Tolosa Paz y su pareja mientras cenaban en Cariló

Por. Tano Armaleo.- Una nueva manifestación de la “fuerza del cielo”, que profesa el presidente Milei y sus socios de Juntos por el Cambio, acaba de manifestarse en la residencial playa de Cariló. Lo hizo mostrando el rostro del odio y la intolerancia. Esa “fuerza del cielo” actuó con una actitud sólo entendible cuando la humanidad es sometida, dominada y direccionada para obrar a favor del mal.

Un par de jóvenes, típicos chetitos que deambulan por estas playas, sacando “lo mejor que tiene la gente de bien”, increpó, escrachó como si fueran los nazis contra los judios, a la ex Ministra, Victoria Tolosa Paz, mientras cenaba junto a su pareja.

Al igual que hacían y hacen los nazis, estos jóvenes agredieron a  Tolosa Paz por el solo hecho de ser una reconocida militante peronista. Además, cargaron sobre ella por haber sido Ministra del anterior gobierno, como si esto fuera un pecado. En  realidad, para estos sometidos y conquistados por falsos discursos y un par de algoritmos, ser peronista es un pecado. Están tan sometidos estos pichones de nazis -sin saberlos tal vez- , que agreden por el placer que les otorga sentirse “gente de bien”, chetos.

El problema no son estos purretes. El drama es que el gobierno, el presidente, alienta la intolerancia, el pensamiento único. Además, recrea la cultura del odio. Milei abona el criterio de enemigo si no se piensa como considera que hay que pensar. No sólo cultiva esta impronta en el orden local. También en el plano internacional. Así lo demostró cuando lo subieron al Foro del escenario de Davos. Por lo tanto, si el gobierno estimula la intolerancia y el odio es entendible que la “gilada” replique comportamientos. Ya lo dijo el patrón de Milei, el empresario Eduardo Eurnekian: “tengo miles de empleados, uno puede salir fallado”.

Omitir, ningunear, o callar desde el periodismo, pero aún desde ámbitos oficiales, este tipo de actos, cualquiera sea el agredido, nos convertiría en cómplices de nefastas prácticas.