A pasos de naturalizarse el desprecio humano
Si aún hoy día se minimiza el Holocasuto, se ningunea los 30 mil desaparecidos y se intenta "hacer mierda" al que piensa distinto, como pregonan dirigentes de la ultraderecha, aún resta un gran camino para dar vuelta la batalla cultural.
Campo de concentración de Auschwitz
Si aún hoy día hay millones en el mundo que intentan explicar lo inexplicable, por caso, que los crímenes de lesa humanidad cometidos por el nazismo (Holocausto: el Estado asesinó a más de 6 millones de personas) no fueron tales. al igual que el genocidio armenio o bien que los 30 mil desaparecidos en Argentina perpetrados por la dictadura cívica-militar no fueron reales, o su correlato en el Chile del dictador Pinochet “fue necesario”, queda claro que hay una batalla cultura perdida. Pero más perdida estará en la medida que desde los factores de poder se naturalicen estas atrocidades. Es el declive de un sector de la población que parece no comprender la gravedad de los hechos.
Por eso causó tanto estupor, un llamativo silencio de organismos e instituciones que dicen defender la memoria del Holocausto, por caso, cuando el diputado y candidato a presidente Javier Milei volvió a descalificar, degradar y menospreciar al que piensa distinto.
El candidato a presidente considera que "la decadencia de Argentina empieza con esto de abrazar las ideas socialistas, es decir, la verdadera enfermedad argentina se llama socialismo. En la medida que un país abraza esas ideas, lo único que le va a ocurrir es ser cada vez más pobre". Como se observa, el análisis del precandidato carece de toda veracidad histórica. Además, siempre bajo su particular mirada, todo lo que no sea ultraderecha, es socialista o comunista. Por ignorancia, por falta de formación política o por mala fe, Milei llegó a tildar a Larreta de izquierda: “peor que un comunista”.
Durante la entrevista con la radio colombiana, el precandidato, que no acepta repreguntas, agregó: "¿Sabés lo que sucede? Es el sistema que le permite a los envidiosos y resentidos llevar una vida más cómoda. Porque ¿qué es en el fondo un socialista?. Es una basura, es excremento humano que, básicamente, por no querer soportar el brillo de otro ser humano está dispuesto a que todos estén en la miseria. Eso es un socialista, en el fondo es una enfermedad del espíritu, una enfermedad del alma. Son malas personas, esa es la realidad”.
Que haya gente intolerante, autoritaria, irrespetuosa que no sea capaz de asumir que el pensamiento único no es un buen camino, y sí el debate respetuoso, es comprensible. Lo que no resulta comprensible es que quien ejerce un poder político y se propone como jefe de estado, aliente el odio, la venganza y que naturalice el desprecio humano. Que, en el afán de imponer sus ideas, no tolere otros pensamientos. Más bien, promete “hacerlos mierda”. ¡Upa, qué peligro!.
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