Extraño combo en La Lucila: torres, vecinos indignados, policías y COVID
En medio de la pandemia empresarios avanzan con obras.
Por: Tano Armaleo.-No es el primer conflicto vecinal que se dispara por la construcción de dos grandes torres en el barrio de La Lucila. Entre los atropellos al Código Urbano practicado por el ex intendente Enrique García y Jorge Macri, la literatura periodística podría -tal cual esta resumido en Lo Nuestro- varios capítulos. Ahora, el conflicto surge en la calle Vicente López y Avda. Libertador, donde se levantarán 22 pisos; Barlovento Towers, amplair data en linck: https://www.diariolonuestro.com.ar/single-post/2019/07/05/Vecinos-de-La-Lucila-se-oponen-a-dos-megas-torres-comparaciones-con-Posse Emprendimiento privado que encontró eco, el año pasado, en un Código Municipal que lleva al límite la interpretación administrativa. Tanto que, si antes los empresarios debían pasar por el HCD con el consiguiente costo que esto implicaba, ahora, las instancias quedan encerradas en las oficinas de Obras Particulares.
Si bien el inicio de los trabajo se vio interrumpido por las exigencias sanitarias surgidas por la pandemia, cuestión que impide este tipo de trabajo, los empresarios sortearon las cuestiones echando manos a la obra. Así quedó reflejado la semana pasada al momento en que un grupo considerable de trabajadores de la construcción, ingresaron al predio. Advertidos de las maniobras y con el lógico argumento de que por la pandemia “no deberían estar trabajando”, Marcelo, vecino de las torres que se ve seriamente afectado por las obras, su vivienda quedara sepultada una vez más, por más cemento, dijo: “mirá Vos, se cagan en todo, alguien les dio el visto bueno, estos tipos no son loquitos sueltos, es increíble la impunidad con la que operan”.
Advertidos de la maniobras, rápidamente la movilización de vecinos se hizo presente en el lugar: Entre voces y gritos que rezaban “uds.. no pueden trabajar estamos en pandemia, esto es una locura, quién le dio la autorización”, el clima fue recalentándose. Del otro lado de la empalizada levantada por los empresarios, salió a responder un trajeado personaje que dijo ser abogado de la empresa. Intentó explicar, no del mejor modo, que la presencia de los obreros se debía a que estaban “reparando la empalizada de chapas” que “ponía en riesgo a la gente que circulara por la calle”. Argumento un tanto baladí ya que, a simple vista y por las fotos y videos recabados en el lugar por los vecinos, la intención era muy otra: levantar el obrador, primer pasó para iniciar las obras; pandemia de por medio. Frente al natural revuelo que la explicación empresarial intentó instalar, no es complejo imaginar cómo reaccionaron los vecinos.
La presencia municipal marcada por la funcionaria Lorena García, al igual que patrulleros municipales terminó por cruzarse con la reacción vecinal que no dudo en llamar a la Policía provincial. Bajo un clima kafkiano, con visos felinesco, policías de un lado y otro intentaban poner ecuanimidad mientras la funcionaria, se enfrentaba a los vecinos allí presentes Alejandra, vecina del barrio, manifestó que la funcionaria le había dicho: “esto está todo en orden, en regla, está autorizado, ¿entendés?; si tienen dudas vayan a la municipalidad y hablen con el Secretario”, dicho esto seguramente en referencia a Sergio Botello, responsable de la Secretaria de Obras Pública del Municipio de Vicente López.
Con el correr de las horas, el clima y la persuasión de la policía de Buenos Aires lograron mitigar la bronca vecinal y ordenar el desmadre. Mientras tanto, el obrador fue construyéndose tal cual está proyectado.
Con una elección que le otorgó al jefe comunal el suficiente respaldo político (el año pasado ganó por el 60%, frente a un magro 25% del Frente de Todos) como para seguir avanzado con este tipo de edificación que, reiteramos, se ajusta al actual Código, difícilmente la construcciones podrán ser detenidas desde los administrativo. La historia de los últimos 20 años da cuenta que el atropello a la calidad de vida en el distrito de Vicente López, no es un tema reciente. Muy por el contrario. Cuenta con el amplio aval de una comunidad que parece no reparar en estas cuestiones, salvo cuando el agua le llega al cuello o la sombra de las torres le quita la vista y degradan el valor inmobiliario.
