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Enfrentemos "el Corona", la emergencia climática y la desigualdad social


Por: Rubén Mundel*

La crisis económica y social que arrastra el país, se potencia con este hecho imprevisto motivado en la pandemia del virus Corona-19.La situación excepcional generada por la crisis sanitaria demuestra que frente a los escenarios de incertidumbre, es necesario fortalecer nuestra confianza como sociedad con un claro propósito: reconstruir nuestros entornos y vínculos económicos y sociales con profundos criterios de responsabilidad colectiva e individual para construir sociedades más democráticas, sostenibles, justas e inclusivas.

Esta pandemia se ha convertido en la principal prioridad global. Pero no debemos dejar de lado la otra crisis global como es la emergencia climática y la creciente desigualdad social estructural. Los datos sobre pobreza, las desigualdades sociales y la crisis ambiental, nos revelan la completa insostenibilidad del mundo en el que vivimos. Frente a esta realidad, no podemos seguir mirando para otro lado, absorbidos por una cultura del consumo y el descarte de los recursos naturales, y lo que es más grave aún, de nuestra propia humanidad.

Hoy más que nunca es imprescindible trabajar para lograr los objetivos de la agenda 2030 de Naciones unidas y la búsqueda de consensos para un nuevo pacto social que incluya una agenda verde. Esta es la única manera, no hay opción si queremos evitar que en nuestra sociedad se siga generando más desigualdad y mas deterioro ambiental.

Esta crisis que es humana, ambiental y económica, nos obliga a todos a repensar nuestras actividades, y nuestras prioridades. Esta emergencia sanitaria que estamos enfrentando nos demuestra que es posible intervenir en la economía, para enfrentar las amenazas que ponen en riesgo la salud de las personas y de esa misma forma deberíamos actuar para cuidar la salud de nuestro planeta.Para recuperarse de esta crisis, tenemos que evitar volver a la llamada normalidad y trabajar en las ciudades y los municipios, en planificar un modelo de comunidad sostenible en el tiempo, capaz de tener la adaptabilidad y la resiliencia necesarias para enfrentar los desafíos de las crisis ambientales, el cambio climático y la desigualdad social. Este modo de vida sostenible debe realizarse a nivel local, nacional, regional y mundial. Por supuesto esta búsqueda debe tener lugar a nivel local y regional como instancia primordial. Hablamos de «biorregionalismo», es decir la integración de lo local a lo regional, como la forma verdaderamente viable de concretar la sostenibilidad apoyada en la bioeconomía. Tomando como referencia la región, y la propia naturaleza con los ríos, montañas, selvas, bosques y otras características que definen una región económica, cultural y social, que configuran lo que es un ecosistema regional. En este marco se puede lograr una auténtica sostenibilidad, incluyendo los bienes naturales, la cultura y las tradiciones locales. Los gobiernos locales, también deberán hacer un aporte importante para reconstruir el tejido productivo y social, impulsando medidas para recomponer la confianza en la vida como propósito colectivo.

En un clima de incertidumbre permanente, tendrán que facilitar mediante su gestión eficiente que los recursos de la sociedad se orienten hacia en un concepto integrador desde la sustentabilidad. De esta manera podemos comenzar a transitar un desarrollo que cuide al ambiente y las personas, basado en cinco pilares: bioregionalismo. Conciencia ambiental. Calidad de vida. Economía circular, e involucramiento ciudadano. El concepto sobre el que deberíamos impulsar esta recuperación post coronavirus del tejido productivo y social, debería ser integrador, transversal y regional, relacionado con la mejora de la vivienda, la inclusión urbana y social, nuestra salud, los nuevos empleo verdes, la alimentación, la economía circular, el cuidado del aire, al agua , el suelo y la biodiversidad, la calidad de vida, el uso de los espacios públicos la educación en ecología integral, la cultura, y el involucramiento ciudadano.

Debemos relacionar estas necesidades fuertemente con las directrices de la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la Cumbre de la Tierra, los ODS de Naciones Unidas e inspirarnos en el llamado universal que realizo el papa francisco en Laudato Si, sobre Nuestra Casa Común y la Carta de la Tierra, cuya declaración internacional de principios, afirma que la protección medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son interdependientes e indivisibles. En el marco de esta crisis del corona virus ,es urgente manifestar nuestro firme propósito social de trabajar para alcanzar una sociedad sensible y participativa, comprometida en la toma de decisiones que garanticen un nuevo rumbo hacia una globalización posible, basada en el respeto a los pueblos y la naturaleza, la riqueza de la diversidad, la inclusión social en todas sus expresiones, la paz , la economía del bien común y la solidaridad global.Es bueno recordar, que «,la salud del planeta es nuestra salud», « que la justicia ambiental es justicia social», y que como decía nuestro recordado y querido Eduardo Galeano: « los derechos de la tierra también son derechos humanos».

El coronavirus nos demuestra que la relación de todos es con todos, y por lo tanto la interdependencia global. Que todo en el universo es relación. Nada ni nadie está fuera de esta relación. Esto implica entender que todos los problemas ecológicos, económicos, políticos y espirituales tienen que ver los unos con los otros... Y que la lucha por este cambio cultural civilizatorio global es una lucha por una mayor toma de conciencia ambiental y social.l.

*Ruben Mundel

Periodista especializada en seguros y finanzas y en desarrollo sustentable. Ocupo cargos en la función pública vinculada al Desarrollo Económico Sustentable. Fundador, creador de EXPOBIO Argentina Sustentable Y EXPOVERDEFEST.

rubenmundel@ gmail.com

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