El deporte se debate entre el dinero y la prevención
Recuperar el espíritu colectivo y solidario
Por. Fernando Gañete Blasco.-“No estamos en este mundo para vivir nuestra vida, sino la de los otros. Las mayores alegrías, por otra parte, no son las que nosotros mismos gozamos, sino las que procuramos a los demás.” Barón Pierre de Coubertain.
Muchas veces se pueden analizar muchas cuestiones desde el deporte. Este puede ser un reflejo de la sociedad con sus valores y también sus miserias en el estado más puro. Mucho más cuando el negocio comienza a imperar sobre los valores que haya plasmado el padre de los Juegos Olímpicos modernos (el Barón de Coubertain).
Por eso en el deporte se dividen entre los que -en época de pandemia- se ocupan de la salud de la población (incluídos sus actores), los que buscan que el negocio no se detenga y los que utilizan el doble discurso. Igual que en la política o en la sociedad misma.
Por eso hay diversas situaciones. Casi por obligación se han detenido la gran mayoría de los torneos deportivos. Los Juegos Olímpicos de Tokio fueron postergados para el año próximo. La Federación Internacional de Tenis suspendió los torneos hasta el 20 de abril (El Roland Garros se jugará del 20 de septiembre al 4 de octubre y Wimbledon no se jugará en 2020). La Fórmula 1 comenzará su temporada en mayo luego del aplazamiento de los Grandes Premios de Australia, Bahrein, Vietnam y China. El Gran Premio de Mónaco no se llevará a cabo en 2020. La NBA suspendió su liga tras haber varios jugadores infectados de coronavirus.
Cuestiones similares con el resto de las disciplinas. Lo propio ocurre con el fútbol. Sólo cuatro países juegan sus respectivos torneos, donde los partidos son a puertas cerradas. La Conmebol aplazó los torneos hasta septiembre, por lo menos. La FIFA les dio libertad a las respectivas confederaciones para que estas resuelvan. Ya muchos anuncian las pérdidas en las principales ligas del mundo. En la Argentina, la Copa Superliga fue suspendida.
Cuando hablamos de aquellos poco les importó la salud, se puede mencionar el torneo clasificatorio para los Juegos de Tokio (en ese entonces 2020) de handball femenino se debía disputar a fines de marzo último en España. Tras las recomendaciones del Ministerio de Deporte y Turismo de la Nación, nuestro seleccionado desistió de ir ante el dolor de sus integrantes que veían como se desvanecía la posibilidad de estar en un Juego Olímpico. Recién días después y cuando ya eran centenares los muertos por el Covid-19 en Europa y tras la presión de países como China se suspendió. Recordemos que España es uno de los países con más muertes en el mundo por el Coronavirus.
También poco se habla de una gran “coincidencia”. Fue en Milano. Jugaban por la Champions League, el humilde equipo de Bérgamo, el Atalanta, que desde su fundación era la primera vez que disputaba esa copa y el Valencia de España. Fue el 19 de febrero. Al escenario, el estadio San Ciro llegaron 45.000 personas desde Bérgamo, más los valencianos y los amantes del fútbol de Milán sumaron unos 60.000 espectadores. Ya se sabía del virus, la rapidez del contagio y sus terribles consecuencias. El show superó a la prevención. El resultado? El deportivo, el menos importante, goleó el conjunto italiano. El de la salud? Valencia fue una de las primeras ciudades españolas en aparecer casos y dicha institución informó que gran parte del plantel contrajo el virus (entre ellos el argentino Ezequiel Garay). En Bérgamo fue una de las ciudades más castigadas por el contagio del virus. A un mes de ese encuentro hubo 4000 casos sobre una población de 120.000 habitantes.
“Es el ambiente ideal para el virus. Miles de personas, a menos de un metro de distancia, entre gritos, abrazos y euforia colectiva. Es probable que a ese partido hayan asistido unos cuantos asintomáticos”, dijo ante la prensa italiana el médico inmunólogo local Francesco Le Forche. Se pudo haber evitado.
El fútbol internacional, negocio vs. Salud
Por un lado, como si no hubieran aprendido de lo sucedido, los magnates dueños de los principales equipos de las ligas más importantes de Europa meten presión para que los torneos se reanuden cuanto antes. Reclaman resarcimientos económicos por doquier.
Por el otro, la solidaridad aparece de los deportistas y entrenadores. El puntapié inicial lo dio Marcelo Bielsa, DT del equipo inglés Leeds, quien dijo que se rebajaría su salario para que no despidan, ni suspendan a nadie (cancheros, utileros y demás empleados de la entidad). Messi anunció una rebaja de los salarios del 75% del plantel del Barcelona, con una filosofía similar a la del ex DT de la Selección argentina. También hizo lo propio Diego Simeone, entrenador del Atlético de Madrid. También fueron varios los jugadores que hicieron millonarias donaciones a los servicios de salud para infraestructura. La pregunta que surge es: ¿Y los magnates millonarios dueños de los equipos, qué ceden? Andrea Radrizzani es un italiano millonario dueño del Leeds. Miguel Ángel Gil Marín es el mayor socio del Atlético de Madrid, un millonario español que heredó parte de la fortuna de su padre Jesús Gil y Gil. ¿No asumen los riesgos empresariales para pagar a los empleados? ¿Tiene que salir del bolsillo de los empleados? ¿Por qué no se conocen donaciones de estos o de otros mega millonarios norteamericanos, chinos rusos o jeques? ¿O no donaron nada?.
En la Fórmula 1 no faltan los casos insólitos. Uno de los asesores del equipo Red Bull propuso contagiar a todos los pilotos de coronavirus, así se inmunizan y podrían continuar normalmente con el campeonato.
Ahora el mundo se debate si comenzar con el circo a puertas cerradas ante la inminente falta de pan, pero que distraiga por TV, o esperar para que no haya más deportistas contagiados. Los deportistas prefieren esperar, los empresarios codiciosos quieren empezar ya y muchos dirigentes hacen lo que los deje mejor parados.