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Los robots desplazan al trabajador, ¿qué hacen los municipios?


Nuevos esquemas laborales genera más incertidumbre que certeza

La matriz empresarial impuesta por el gobierno nacional en materia de obras viales -la utilización de máquinas para cobrar peaje-, puso al descubierto un tema central: el valor humano del trabajo. Por estas horas, es frecuente ver en autopistas un nombre, el de Javier Iguacel, número uno de Vialidad Nacional. En sus manos esta poner en marcha el nuevo sistema de cobro de peajes, que sustituirá al hombre por máquinas recaudadores.

Al respecto, Sergio Sánchez, titular del Sindicato Único de Trabajadores de Peaje de la Argentina (Sutpa), dijo en su momento: "No vamos a aceptar la precarización laboral". Los trabajadores de las estaciones de peajes anticiparon que implementarán medidas de fuerza en caso de que el Gobierno "no garantice la continuidad de las fuentes de trabajo" en los nuevos pliegos de licitación para la explotación de rutas nacionales.

El lógico temor de perder el trabajo, están en juego más de 2500 empleos, tiene en alerta al gremio. Desde el sindicato dicen no aceptarán ninguna política de "precarización laboral", y mucho menos despidos.

Un panorama similar se da en el rubro supermercados en que las grandes cadenas de proyectan sustituir cajeros por máquinas.

El tema de fondo son los nuevos esquemas y relaciones laborales que plantea el capitalismo a nivel mundial. El avance tecnológico centralizado en optimizar costos y productividad, además de desplazar mano de obras, configura impensados esquelas sociales; la centralidad del hombre pasaría, en 20 o 25 años, a segundo plano con todo lo que esto significa. Si bien es cierto que los mercados no piensa en el hombre -de ahí la importancia de un “”Estado activo y solidario”-, no menos real es que las máquinas tampoco consumen.

Preocupado por estas cuestiones, algunos países ya han comenzado a tomar, lentamente, algunas medidas tentativas. Desde garantizar fuertes subsidios a los “desocupados tecnológicos”, hasta aplicar fuertes impuestos a las máquinas. Allí, están Canadá y Alemania experimentando al respecto.

Argentina que comienza a padecer los embates de la modernidad pareciera estar un tanto distante de estos debates. El actual modelo político que trae bajo el brazo el macrismo no deja mucho lugar para el debate: los despidos y precarización laboral oscurecen, tal vez, la discusión.

Mientras tanto, grandes cadenas de supermercados presionan con despidos masivos (por caso Carrefour) a fin de lograr quitarles calidad laboral a sus empleados, e instalar en el corto plazo cajeros automáticos.

Qué sucedería, por ejemplo, si un municipio se para y dice (ordenanza mediante), no habilitamos supermercados que pretendan disponer de cajeros automáticos. En definitiva, se trata de pensar un modelo de ciudad en que la centralidad sea la especie humana y no los negocios.


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