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Massa por la compleja tercer vía, tiene salida?

  • Foto del escritor: Editorial Tobel
    Editorial Tobel
  • 3 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Camino electoral

Por: Miguel "Tano" Armaleo: Ante un Mauricio Macri convencido de la necesidad de polarizar las elecciones y habiendo elegido como enemigo a todo (y todos) lo que represente el anterior gobierno -especialmente a Cristina-, y utilizando para esto herramientas de dudosa calidad institucional y ética ciudadana, difícilmente una tercer vía alcance el podio. Esa suerte de sendero por el cual Sergio Massa pareciera querer transitar.

Sin embargo, el presidente, siguiendo viejos manuales de conducción política, buscó al enemigo con quien confrontar. Toda su energía la puso en la figura de la peronista Cristina de Kirchner, ninguneando al resto de los actores políticos. Cristina, que cuenta con un caudal de votos nada desdeñable cercana al 33%, esquiva la ingenua jugada oficialista al punto que no sería candidata a nada: ella parece marcar los tiempos de cuándo y dónde.

Más complejo pareciera el panorama para el peronista renovador, Sergio Massa. Si bien en la intimida del massismo insisten y arman la estrategia electoral argumentando que “el macrismo y el kirchnerismo son dos caras de la misma moneda”, dicha lectura no se compadece con la realidad. Más allá de las pretensiones políticas de cada dirigente, lo real es que la población ya eligió entre ser macrista o férreo y claro opositor. El escenario de octubre no pareciera albergar terceras opciones fuertes.

Por lo pronto, el massismo recuperó a un gran actor para la provincia. Felipe Solá que venía cabildeando entre ser candidato por la CABA o Bs. As., éste fin de semana anticipó que jugara en la provincia de la que fuera gobernado; bueno por cierto. Esto luego de una reunión con el líder del FR. Además, envió un claro mensaje hacia dentro del Frente Renovador: hay que tener más peronismo. Dardo para Margarita Stolvizer que no digiere peronismo, guiño para intendentes del Frente para la Victoria?.

En esto de que con lo que tengo no me alcanza y que ser opositor requiere de fuertes definiciones y posturas contundentes frente al gobierno que quiero vencer, una actora nada colateral dentro del FR, es Malena Galmarini, la esposa de Sergio Massa. Con sello y personalidad propia, la dirigente peronista es la que argumenta algo así como que la gente en la calle nos pide más firmeza opositora. Evidentemente su lectura surge de caminar los pasillos de la dura y angustiante realidad. Seguramente las movilizaciones de marzo en que millones de argentinos dijeron no a la actual política, al igual que la adhesión observada el pasado sábado en plaza de mayo en apoyo al gobierno, guían la lectura política de Malena.

Es evidente que si las elecciones tuvieran tres actores fuertes, el oficialismo corre con ventaja ganadora. Un panorama muy distinto es si una amplia franja de la oposición se aglutinara. El triunfo sería una realidad efectiva. Es la preocupación de no pocos dirigentes del PRO, por caso el presidente del la Cámara de Diputados de la Nación Emilio Monzó, quien viene insistiendo, en soledad, en arar en tierras peronistas. Con una Cristina fuera de toda lista electoral, con Florencio Randazzo y Daniel Scioli intentando, cada uno por su lado, unificar los tres grupos de intendentes de Buenos Aires y con un Solá abonando el camino de ampliar la base electoral, cuestas comprender si hay viabilidad para que una tercer vía encuentre luz verde.

La sola mención de una posible alianza estrategia entre sectores renovadores y del FpV inquieta y preocupa, por demás, al poder central. “Esa es una estocada que nos puede llevar puesto, casi te digo que si se da perdemos las elecciones de octubre”, comentaba un intimo colaborador de Vidal.

Frente a dicho panorama, por cierto, abierto y aún enmarañado para la oposición, no pocos se preguntan si Sergio Massa no debe ceder espacios y actuar mirando el gran escenario: 2019. Los conductores no temen perder una elección, no necesitan de ellas para ejercer el poder, solía argumentar Perón frente a la dirigencia política.

Si la oposición no sube al podio en el 2017, el macrismo tendrá otros 4 años más de vida; hoy goza de buena salud electoral. Salvo que la recesión se profundice y los bolsillos sigan magros, sólo así la alianza Cambiemos podría caer en desgracia.

Cierto es que tanto Massa como Cristina -es el criterio de quien esto escribe-parecen decir que aún perdiendo (saliendo segundo), los espacios que ellos alimentan podrían verse favorecidos ya que recogerían a los que salieron terceros. El triunfo disciplina y ordena, el resto lo definen los conductores políticos.


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